Estamos tristes. Palabras para un país que nos hace doler


El equipo editorial de Diario de Paz Colombia expresa el dolor y la indignación por el asesinato de decenas de colombianos y colombianas en los últimos meses y hace un llamado a la paz, la tolerancia y el respeto por las diferencias. En medio de la crisis por la que atraviesa el país, nos preguntamos, ¿cómo fortalecer nuestros lazos comunitarios y responder ante los retos llevando un mensaje de paz?

Estamos tristes, y la tristeza de estas últimas semanas nos ha ido ahogando las palabras, nos ha desmoronado el espíritu, nos ha hecho dejar de pensar y querer dejarlo todo a un lado, como si fuera superlativa la derrota. ¿Tenemos que decir algo en este momento? ¿Puede permitírsenos el silencio? Si somos un medio de comunicación, pero no tenemos palabras para comunicar lo que sentimos, ¿hemos fracasado?

Mientras las redes sociales revientan y los demás medios afanan artículos, informes, análisis, entrevistas e incluso señalamientos, nosotros observamos con indignación lo que sucede: asesinatos selectivos, masacres, represión, discriminación, estigmatización. Las masacres de cinco jóvenes en Cali y de ocho jóvenes en el municipio de Samaniego, Nariño; el asesinato, como resultado del abuso policial, del abogado Javier Ordoñez en Bogotá, y la subsecuente muerte de trece personas en Bogotá y Soacha, en el marco de las protestas originadas por este hecho, todos estos son casos repudiables, inadmisibles, inaceptables. Desde nuestra posición de promotores de una cultura de paz, expresamos nuestra preocupación frente a hechos como estos y manifestamos nuestra solidaridad con las familias de quienes han perdido y siguen perdiendo a sus seres queridos.

Exigimos que, por parte del gobierno nacional, como representante del Estado, se asuman los hechos perpetrados por la Fuerza Pública como actos de violencia directa y estructural contra la población civil. En esta misma medida exigimos que cesen los eufemismos por parte de los funcionarios del Estado para nombrar aquellos hechos violentos que revictimizan a través de la deconstrucción de un lenguaje que busca banalizar estos acontecimientos.

Frente a todo esto, volvemos a las palabras del médico y defensor de derechos humanos,  Héctor Abad Gómez, asesinado en Medellín, el 25 de agosto de 1987: 

“La violencia es solo un síntoma de males sociales profundos, tales como la injusticia, la pobreza, la mala distribución de las riquezas, la ignorancia o el fanatismo. Tratar de acabar la violencia con “otra violencia” es como pretender curar una enfermedad con otra enfermedad. Eso es lo que hemos venido haciendo -sin éxito, por supuesto- durante casi 200 años de historia colombiana”.

Estamos tristes, pero sobre todo indignados, preocupados. Repudiamos el asesinato sistemático de jóvenes en Colombia, de líderes y lideresas sociales, excombatientes de la antigua guerrilla de las Farc, campesinos, indígenas, activistas y constructores de paz.

Estamos tristes, y esta misma tristeza nos impulsa a volver al lenguaje, a buscar palabras que expresen de algún modo lo que nos duele, nos indigna y nos preocupa. Aquí, en estos pocos párrafos, se hace también manifiesta nuestra esperanza: trabajar cada día, desde nuestros oficios, por la construcción de una Colombia en Paz. Seguimos propiciando este espacio para que, por medio de la escritura, la lectura, la conversación, el encuentro, podamos seguir sumando reflexiones y búsquedas de caminos hacia la reconciliación.

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