¿Qué aprendimos sobre Colombia leyendo «Los ejércitos»?


En la recta final del noveno libro del reto 10 libros en 2020, invitamos a nuestros lectores a dejar sus respuestas voluntarias en esta conversación abierta. Un contenido del Club de Lectura Virtual.

Como esta iniciativa busca animar a los colombianos a “Leer por placer” y “Leer para entender”, te invitamos a participar en una conversación abierta dejando una respuesta (ojalá corta y concreta) en el buzón de comentarios de esta entrada. ¿Qué te ha dejado este libro? ¿Qué idea de país podemos hacernos a partir de esta lectura? ¡No lo pienses mucho! Date el regalo de expresar con tus propias palabras lo que ha significado leer a Evelio Rosero.

Ten presente que, una vez envías tu respuesta, el equipo coordinador lee y aprueba cada publicación, así que no te angusties si no ves de inmediato tu comentario al aire. Al momento de enviarlo, por favor incluye tu correo electrónico y activa el botón de recepción de respuestas para que estés al tanto de lo que otros lectores tienen por agregar a tus impresiones.

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Ahora sí, te leemos:
¿Qué has aprendido sobre Colombia leyendo Los ejércitos?
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5 comentarios sobre “¿Qué aprendimos sobre Colombia leyendo «Los ejércitos»?

  1. Qué ha dejado este libro? La inutilidad del arraigo
    Que idea de país podemos hacernos a partir de esta lectura? Una herencia de violencia que nos persigue y todavía perdura.

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  2. Mantuve mi corazón estrujado durante toda la lectura, es doloroso ver la incertidumbre de todos los pobladores de San José, porque es una metáfora de los pueblos colombianos que han vivido permanentemente en una guerra que no ha sido propiciada por ellos, sino por los gobiernos centrales que desde mi punto de vista, la han mantenido vigente por conveniencia. Porque mientras haya guerra pueden distraer y manipular al pueblo mientras ellos disponen de los recursos de la nación, legislan a su favor, acaban con el medio ambiente a través de la concesión de licencias ambientales que dejan los ecosistemas destruidos, persiguen a los pueblos originarios, hostigan a los campesinos y los desplazan. Lo más doloroso es que después de 4 años de firmado el acuerdo de paz con una de las guerrillas más antiguas del mundo, echen por la borda el trabajo tejido como filigrana y que ha sido tomado como ejemplo para el mundo, unica y exclusivamente porque las mafias en el poder deciden que la paz no les conviene.

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  3. Es un libro desgarrador, pero cierto, una lectura ágil a la situación de muchos pueblos de Colombia, en especial de personas que han tenido que verse obligadas a un desplazamiento forzoso de sus hogares por la violencia.

    A pesar de tratar un tema tan crudo, el autor logra exponer, con gran habilidad, estas realidades de una forma que engancha, y que resulta fácil de leer, es una escritura sin pretensiones enrevesadas, con los detalles precisos y en la que entre líneas se dibujan metáforas y paradojas muy aplicables a la sociedad colombiana en general, por ejemplo, yo interpreto que el voyerismo de Ismael es un recurso que utiliza el autor para exponer la paradoja de la sociedad colombiana que contempla la violencia desde fuera y que está impotente ante el hecho de no poder actuar para contenerla, que se queda imovilizada, resignada, y se acostumbra a su observación.

    Puede ser también una metáfora al tratamiento muchas veces morboso que se le da a los crímenes desde los medios de comunicación, al tratamiento de los cuerpos como meros datos, como cifras, pero también sirve para criticar la sexualización de las mujeres, y exponer su utilización como un recurso más de guerra, quizás por esto ,con la escena final como ejemplo, se muestra la estrechísima relación que hay entre la violencia, el machismo y la sexualización de las víctimas, la violación como una muestra más de sometimiento.

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  4. La lectura del libro de los ejércitos me dejó un sinsabor, porque la situación de violencia es igual, llevamos muchos años así, hay pueblos de Colombia en Antioquia, Cauca, Nariño, Chocó que siguen sufriendo condiciones de desplazamiento, secuestros, asesinatos de líderes sociales, masacres.
    Me duele esto, gracias a Dios vivo en un territorio de paz Boyacá. Pero igualmente han habido episodios de violencia en el norte del departamento.
    Sueño con un día se concrete la paz, se cumplan los acuerdos firmados.

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  5. Los ejércitos, responde acertadamente a aquellas fuerzas armadas que, independientemente de su origen y fin, autoproclaman su poder y exterminan a todo un pueblo. Eso, me produjo una profunda tristeza, desesperanza, repugnancia y compasión por cada una de las voces allí representadas. Aprendí que Eusebito es el símbolo de todos nuestros niños, que sin pedirlo, se les niega una infancia, una vida. Este hecho hace a un lado el dicho aquel de » la niñez y la juventud son el futuro». Cuál niñez, cuál juventud, cuál futuro?

    Por su parte Otilia hizo temblar mi alma al sentir la magnitud de la inclemencia e indolencia de nuestros mismos compatriotas que cobardemente, se escudan con nuestras madres, abuelos y niños. La misma perplejidad me produjo imaginar la sociedad y violencia desquiciada en manos de hombres sin alma que torturan atrozmente. La voz de un padre como Chepe aferrado a un talego con partes de sus seres queridos, me pareció fuera de este mundo. Lloré con él, lloré la manera vil en que termina Geraldina, la sentí en mis abismos.

    Aprendí que es tan bello nuestro territorio colombiano, como cruel y demente su poder. Aprendí que para muchos no hay territorio seguro y que se huye con valor, pues dentro o fuera de las geografías de nuestro país la mancha de sangre y un abanico de cicatrices son el eco de esta realidad interminable.

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