Mentoría que transforma la vida de más de cien niñas en Ciudad Bolívar, Bogotá. Así lo hace la Fundación Niñas de Luz


Esta es la historia de Luz Dary Bonilla, una mujer que cree que la solidaridad empieza por brindar esperanza a las niñas a través de la mentoría. Por eso creó la Fundación Niñas de Luz, en donde más de cien niñas en las localidades de Ciudad Bolívar y Suba en Bogotá han encontrado que tener una mentora es clave para alcanzar sus sueños. Una experiencia de construcción de paz e igualdad replicable en toda Colombia.

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De niña Luz Dary vivió en un barrio periférico de Bogotá, desde donde miraba la otra parte de la ciudad, para ella, un lugar diferente donde vivían los ricos, donde había parques bonitos, teatros, bibliotecas y centro comerciales. Ver la ciudad desde allí la hacía sentir parte de una historia en donde las personas no tenían las mismas oportunidades.

Ese sentimiento la acompañó hasta el día en que tuvo el primer encuentro con la trabajadora social de su colegio. Ella le ayudó a entender que sólo de ella dependía cambiar o transformar su historia.

“Ella se convirtió en mi mentora y en mi forjadora de sueños. Además de enseñarme a creer en mí misma, me llevó a esa otra parte de la ciudad que yo creía imposible para mí. Ella me enseñó a escribir mis sueños, a comprometerme a cumplirlos y a devolver a otras generaciones una parte de lo que la vida y Dios me estaban dando”.

Con el tiempo, además del constante apoyo de su madre –quien era cabeza de familia y trabajaba para darles sustento a ella y a sus hermanos–, Luz Dary dejó de sentirse diferente por estar en la otra parte de Bogotá.

“Dejé de sentirme amenazada por las miradas de las personas que estaban allí. Comprendí que yo también era parte de esa sociedad y que también podía cambiar mi vida si realmente lo quería”.

Pasión por transformar vidas

Desde que estaba en el colegio Luz Dary se sintió atraída por el trabajo como voluntaria. A los catorce años fue catequista en una parroquia, luego recolectó ropa para llevarle a las personas que estaban en una clínica de reposo, y después fue voluntaria en el ancianato de Belén, un municipio de Boyacá.

Después de graduarse como contadora pública, Luz Dary continúo con su pasión como voluntaria en un programa de mentoría del Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud (Idipron). Parte de su labor consistía en visitar y acompañar a niños con problemas de drogadicción. También participó como voluntaria en la Fundación Acapacana, una institución que posibilita que los hijos de las internas en las cárceles, visiten a sus madres.

Durante ese tiempo Luz Dary conoció la situación de vulnerabilidad en la que se encontraban muchas niñas, y notó un vacío: “la falta de una persona que quisiera orientarlas y apoyarlas al momento de conseguir sus logros y metas”. Fue entonces cuando recordó a su mamá y a la trabajadora social que fue su mentora: “La imagen de ellas dos y lo importante que fueron en mi vida fue lo que me hizo pensar en trabajar con las niñas”, recuerda Luz Dary.

Comenzar a escribir el sueño

De lo que había sido su propia historia veinte años atrás, nació la inspiración para embarcarse en el sueño de su vida: utilizar la figura de la mentoría como una herramienta que pudiera replicarse y tener un impacto en la vida de niñas de escasos recursos y residentes en la periferia de la ciudad.

Pero dejar su trabajo y seguir ese sueño no fue una decisión fácil de tomar. Para estar firme en la idea comenzó a escribir un diario en el que se trazó su meta:

“Creo que tenía que recibir un golpe de la vida para acelerar el proceso de alcanzar mis sueños (…) Hoy me caí cuando corría bajo la lluvia y ahora, adolorida, sé que debo empezar. Voy a comenzar a contar los días; he pensado en dos años a partir de hoy.

Hoy es mi día cero de 732 días. Aún no tengo una estrategia, solo tres sueños: tiempo para mi fundación, hacer lo que realmente amo y pasar tiempo con los que amo. Voy a empezar y ya es una decisión”.

La cuenta regresiva duró apenas un año. Sus jefes en la compañía supieron de ese diario y le pidieron a Luz Dary que renunciara. Meses antes había conocido a algunas niñas del barrio República de Canadá, en la localidad de Ciudad Bolívar, al sur de Bogotá, una de las zonas con los más altos índices de pobreza y violencia. Entonces sintió que ellas necesitaban un espacio para creer en sí mismas y empezar a luchar por alcanzar sus sueños.

"Even if something is left undone,everyone must take time to sit still and watch the leaves turn.".png

Un lugar lleno de oportunidades

El 27 de julio del año 2015, Luz Dary firmó los papeles legales del que sería su nuevo proyecto de vida: la Fundación Niñas de Luz. Con el apoyo de sus dos hijos, el sueño pasó del papel a la realidad: era el momento de trabajar por disminuir los casos de violencia y maltrato infantil, educar a las niñas en folclore y cultura colombiana, fomentar la lectura, entre otras metas.

Actualmente, desde este espacio, Luz Dary, junto con un grupo de mentoras, brinda apoyo y compañía a más de cien niñas entre los 3 y los 17 años, en estado de vulnerabilidad, habitantes de las localidades de Ciudad Bolívar y Suba, en Bogotá. Las niñas van a la sede de la fundación todos los fines de semana. Algunas participan en escuelas de fútbol, de danza, de innovación y creatividad.

El equipo de la Fundación Niñas de Luz lo conforman, además de Luz Dary, Ingrid Paola Tello Guerrero, física de la Universidad Industrial de Santander y expedicionaria elegida para la Misión a la Antartida; Alejandra Giedelmann, profesional en ciencia política; María Fernanda Sanchez, abogada especialista en propiedad intelectual y asuntos internacionales, magíster en derecho privado con experiencia laboral tanto en sector público como privado; Yulia Khvan, profesional en negocios internacionales y consultora a nivel mundial de grandes multinacionales; Lissette Ambrosio, autora del libro Las promesas de Dios para mi hija y Comunicadora con especialidad en marketing editorial.

A través de mentorías individuales y grupales, y mediante el arte, la cultura, la educación, el deporte y la danza, las niñas reciben formación en liderazgo, en valores personales y ciudadanos, derechos de la mujer e igualdad de género, apoyo académico y nutricional, fomento a la lectura, conocimiento y participación en el proceso de paz en Colombia.

“Identificamos las habilidades y destrezas de las niñas y buscamos patrocinadores para que puedan ir a escuelas especializadas. Hoy tenemos una niña en la liga de gimnasia de Bogotá, otra niña en la escuela de música Arpegio y otra niña jugando fútbol profesional”, cuenta Luz Dary.

¿Quiénes son las Niñas de Luz?

Las niñas que participan en los programas de esta fundación llegan allí por voluntad propia y por el deseo de encontrar un lugar en el que puedan olvidarse de su rutina diaria.

En general, son niñas en condición de desplazamiento, pobreza, que viven con muchas carencias afectivas y materiales. En su mayoría, viven solamente con sus mamás y hermanos, y están a cargo de la casa (limpieza, cocina, cuidado de hermanos) porque las madres trabajan para para cubrir necesidades básicas. Aún así, dice Luz Dary:

“Son niñas felices porque no guardan odios, porque han perdonado y porque desde su corazón saben que es mejor vivir en paz. Son niñas que comparten lo que tienen, nunca lo que les sobra; son niñas que siempre piensan en cómo ayudar a los demás; niñas que están construyendo un camino para lograr sus metas, niñas honestas, que no se revictimizan, que no quieren que les tengan lastima sino que quieren que crean en ellas, en sus luchas diarias y en sus ganas de ser mujeres que aporten positivamente a este país”.

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La sensibilidad y el liderazgo de Luz Dary, así como el apoyo de las demás mentoras de la Fundación Niñas de Luz, no son solo un ejemplo para las niñas beneficiadas, sino también para quienes buscan referentes positivos en su vida. En el año 2016 en Guayaquil, Ecuador, este programa fue incluido dentro del ranking de los 500 mejores proyectos sociales y ambientales de América Latina. Una experiencia para replicar en otros rincones del país.

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Tú también puedes apoyar a las niñas de la Fundación Niñas de Luz. Aquí te contamos cómo:

  • Puedes visitar el sitio web de esta fundación y conocer cómo puedes unirte y aportar: http://funiluz.org/aporta/
  • Comparte este artículo en tus redes sociales para que otras personas conozcan esta experiencia y se unan como mentores o donantes.
  • Sigue a esta fundación en su página en Facebook.
  • ¿Tienes preguntas o mensajes para Luz Dary, las mentoras o niñas de esta fundación? ¡Déjanos tus comentarios!

Escrito por

Periodista, dramaturgia y magíster en hermenéutica literaria que suele pintar. Lectora y actual estudiante de un doctorado en filosofía.

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