Armando Aroca Sánchez es excombatiente de las Farc y actualmente está en proceso de reincorporación. Al dejar las armas, estuvo en el Espacio Territorial de Puerto Asís, Putumayo. Hizo parte del proceso de validación de bachillerato. Este testimonio fue concedido durante el Encuentro de Escucha que propició la Comisión de la Verdad el 9 de marzo de 2020. ¿Cuál es su mensaje para los colombianos? Lo compartimos como parte del especial La paz en la voz de excombatientes de las Farc.
Vengo del departamento del Putumayo, del municipio de Puerto Guzmán, donde estamos asentados una gran parte de excombatientes. Soy fundador de la Cooperativa Multiactiva Comunitaria del Común (COMUCOM). Estoy aquí porque quiero contarles lo que está pasando en nuestro territorio.
Quería y era mi sueño ser un ciudadano común. Disfrutar de mi familia. Teníamos muchas dudas frente a lo que iba a suceder, pero aún así, decidimos dejar las armas y apostarle a la paz; que es lo que estamos haciendo firmemente en el territorio del departamento del putumayo. Para nosotros, el mayor sueño era que se solucionara el problema de la tierra, para poder desarrollar nuestros proyectos productivos y tener una casita digna. Esto, no ha sido posible.
Tres compañeros iniciamos con el sueño de conformar nuestra cooperativa. Nos convencimos del proceso y nos centramos específicamente en ese trabajo. No nos dejamos llevar por lo que estaba sucediendo a nuestro alrededor; todo lo que tiene que ver con los asesinatos a excombatientes, líderes sociales, amenazas, desapariciones. Lo cierto, es que todo esto ha generado zozobra, miedo y temor en los excombatientes, y eso dificulta el proceso.
Quería disfrutar de mi familia, de mi papá, de mis hermanos y de mis hijos. Y ejercer el rol de papá para mis hijos. Aún hoy, no los puedo tener a mi lado por temor de la vida de ellos. No los puedo ver hace más de un año. Y aún así, estamos firmes, y seguimos en lucha.
Mi mayor miedo es que lleguen a asesinar a un compañero de nosotros en el sitio donde estamos desarrollando nuestro proyecto de piscicultura en Putumayo. De suceder esto, se acabarían los sueños de 118 excombatientes que le estamos apostando a la paz en este territorio. A veces el miedo es más difícil, rompe los sueños, los acaba.
A pesar de eso, me aferro a mi familia, al amor de ellos, y convencido de que vamos a sacar nuestro proyecto de vida adelante, con fuerza y ánimo; como lo estamos haciendo. El proyecto va en la segunda fase de construcción de la infraestructura para su buen funcionamiento. Hay personas de la comunidad y de afuera que valoran nuestro trabajo y esfuerzo y nos dan ánimo. Y eso nos llena de motivos para seguir luchando.
Creemos que lo que se debería hacer como una forma de solución a toda esta violencia que nos ha rodeado y nos ha enlutado, es implementar el punto número uno del Acuerdo, que tiene que ver con la Reforma Rural Integral. Eso haría que muchas personas abandonen los cultivos de uso ilícito y lleguen a ser lo que verdaderamente somos todos nosotros; agricultores.
Hacemos un llamado a la paz, al amor. Y queremos que en nuestro país cese la violencia, la estigmatización, los señalamientos. Para así llegar a construir un mejor país para todos. Para nuestros hijos y dejarles un futuro mejor.
Seguimos convencidos y le apostamos a la paz y lo seguiremos haciendo hasta el último minuto de vida… lo vamos a hacer, porque somos de una línea clara y no vamos a torcer. Vamos a seguir firmes, pujantes y haciéndole con ganas, como lo hemos estado haciendo siempre. Y vamos adelante.

Sigue leyendo los contenidos de este especial:
- “Aunque tengo miedo, estoy aquí”. Testimonio de una excombatiente de las Farc y viuda de un firmante del Acuerdo de Paz asesinado
- “Mi lucha es la de no caer en la desesperanza”. Testimonio de una excombatiente de las Farc en Catatumbo, Norte de Santander
- “Yo vine fue a buscar la paz”. Testimonio del padre de Dimar Torres, excombatiente de las Farc asesinado
- “Fui a la guerra porque no tuve otra opción”. Testimonio de un excombatiente de las Farc en Ituango, Antioquia
Ilustraciones: © Andrés Caicedo Hernández