Maquinando conocimientos colectivos es la iniciativa de un grupo de jóvenes de Nuquí, Chocó. Desde sus inicios en 2017, los niños de esta región de Colombia hablan con entusiasmo de fotografía, teatro, música y deportes. Estos jóvenes creen que ofrecer espacios para desarrollar destrezas artísticas y deportivas es la mejor manera de responder al abandono y la indiferencia que existe frente a los más pequeños. En este artículo, una de sus integrantes y fundadoras cuenta cómo surgió la idea y por qué es necesario que esta iniciativa se sostenga en Nuquí. ¡Tú también puede unirte!
Por Carla Corina Palacios Klinger*
Nuquí es un paraíso de contrastes. Un lugar donde la fuerza de la naturaleza afecta la vida cotidiana. La comunidad cuenta con una increíble energía que se refleja en su cultura; más que con palabras, los nuquiseños expresan su sentir con el movimiento de cada parte de su cuerpo.

El paisaje de Nuquí también es bastante inspirador: la inmensidad y el rugido del mar retumban y se mezclan con los sonidos de la selva. En las noches de verano, el cielo es tan claro que se puede ver la vía láctea. En el día, los veinte carros y motos que hay en el pueblo no hacen mucho ruido; casi todo el mundo va en bicicleta o a pie. Pero a esta descripción debe sumársele el abandono estatal que siempre ha sido evidente en la región. Las administraciones locales se quedan cortas frente a las necesidades del pueblo, como la urgencia de un relleno sanitario o la pavimentación de las calles.
Sin embargo, a pesar de esto, Nuquí se ha convertido en cuna de diversos líderes, quienes a través de múltiples estrategias como el turismo, que cada vez crece más en la zona, le apuestan a mejorar la calidad de vida de los habitantes y a aprovechar sus propios talentos. La Corporación Mano Cambiada, fundada y dirigida por Josefina Klinger, es uno de sus más admirables ejemplos; una corporación que ha promovido la participación y el liderazgo de los jóvenes de la comunidad. En este pueblo y en este contexto nació el proyecto Maquinando Conocimientos Colectivos.
Jin y los niños de Nuquí
Un día cualquiera en la mañana, los niños del pueblo salen a la playa y juegan entre ellos sin temer ensuciarse en la arena. Corren, saltan y se divierten libremente con sus amigos, que son como sus hermanos. Algunos de estos niños también trabajan para ayudar a sus familias o buscan la manera de aportar a la comunidad y ser un apoyo para los más chicos.
Jin Quinto Moreno fue uno de esos niños. Ahora tiene 18 años y vive en Nuquí con sus hermanos, luego de que su mamá falleciera en el año 2014. Jin terminó el colegio en el año 2016 y, soñando con convertirse en fotógrafo profesional, decidió irse para la ciudad de Medellín. Pero sobrevivir allí no fue fácil, así que un poco frustrado decidió volver a Nuquí, esta vez con el deseo de cambiarle la perspectiva del pueblo a muchos niños, especialmente a sus cuatro hermanos menores, de 5, 8, 12 y 15 años.
Jin tenía la meta de hacerles ver a los niños que en Nuquí les pueden suceder cosas buenas y que a los adultos les importa su vida y su bienestar.
En principio, Jin pensó en gestionar regalos de navidad para los niños. Pero, cuando le contó la idea a José Andrés Palacios Klinger, el hijo de Josefina Klinger, esta iniciativa cobró mayor fuerza. José Andrés le propuso a Jin que en vez de gestionar regalos materiales para los chicos, algo que se destruye con tanta facilidad, comenzara a buscar personas interesadas en apoyarlo en ese sueño, pero que pudieran brindarles conocimientos a los niños, un regalo más preciado que miles de objetos.
Con eso en mente, un día de septiembre del 2017, Jin contactó a algunos jóvenes de Nuquí para que pensáramos juntos. Entonces nos reunimos a maquinar la idea: Tomás Camilo Flaco García, instructor deportivo; Lina María Moreno Echavarría, profesora de danza; Maria Carolina Camelo Rusinque, fotógrafa y antropóloga, quien para entonces nos visitaba desde Bogotá; Daniel Abadía Moreno, profesor de técnica vocal y yo, Carla Corina Palacios Klinger, actriz de teatro.
De varias conversaciones surgió la pregunta: ¿Por qué no convertimos esta idea en la oportunidad para que artistas y deportistas invitados vengan a Nuquí a compartir saberes y a aprender de nuestra cultura, mientras que nosotros recibimos entrenamiento de ellos en sus artes y deportes y así crecemos todos juntos?
Entonces comenzamos a crear un plan y muy pronto estuvimos listos para hacer una convocatoria local e invitar a los niños entre ocho y trece años a participar de Maquinando. Así lo hicimos:
La respuesta de los chicos
En principio hubo un entusiasmo general alrededor de Maquinando. En las calles se les oía llamarse “Máquina ¿cómo es?” o “Ey, ¿vos también sos de las máquinas?”. Organizamos grupos y ofrecimos talleres en diferentes áreas: teatro, danza, música, fútbol. Nuestra metodología es una mezcla de diversión e instrucción; la idea es aprender jugando.
En teatro, montamos la obra Romeo y Julieta de Shakespeare. En fotografía les dimos bases técnicas y les pedimos a los chicos que fotografiaran a sus familias, pues queremos promover mejores relaciones al interior de los hogares. Sentimos que es importante reflexionar sobre esa ausencia de familia, pero también fomentar que sí haya familia. También organizamos un grupo de zumba y armamos equipos de fútbol.
Pasado el primer mes, si bien no todos los niños seguían igual de entusiasmados, los que permanecieron se han mostrado muy receptivos ante la iniciativa. Los alumnos de fotografía no paran de hablar de diafragma, iso y velocidad de obturación. A los de teatro se les ve en el parque y en las esquinas diciéndose los textos de la obra. El fútbol, por su parte, ha sido una costumbre entre ellos, así que son típicos los partidos improvisados. También son comunes las jornadas de freestyle en danza y música.
Una iniciativa necesaria en Nuquí
Nuquí ha sido un municipio no sólo golpeado por el abandono estatal, sino también por violencias extraoficiales, como grupos al margen de la ley, e impactado socialmente por la narco-cultura colombiana al servir de “lugar de paso” para el tráfico de drogas de Colombia a Panamá. Los niños del lugar se vuelven, por ende, conocedores de realidades que no siempre están preparados para afrontar.
Maquinando considera que ocuparlos y ayudarlos a canalizar sus realidades en espacios artísticos, educativos, deportivos y de sano esparcimiento, los podría blindar frente a muchas otras alternativas fáciles y no siempre positivas para su vida, que les ofrece el medio chocoano y colombiano.
Un sueño que va más allá de las dificultades
Para darle continuidad a este proyecto, hemos tenido que enfrentar principalmente dos dificultades:
- Falta de recursos económicos. Nos asusta no poder garantizar la permanencia de la escuela por no tener cómo sustentar al menos la vivienda y alimentación de los profesores, o las fotocopias de los guiones de los niños, o las pinturas para acondicionar la sede de ensayos, etc. Por ahora, la Corporación Mano Cambiada nos ha ayudado facilitándonos equipos para proyectar películas, micrófonos y bocinas para las celebraciones con los niños, y además nos ha permitido ensayar en su sede, pero seguimos en la búsqueda de personas o instituciones que quieran apoyar económicamente esa iniciativa, necesaria para fortalecer los conocimientos y la esperanza de los niños de Nuquí.
- De las personas que iniciamos el proyecto, sólo tres tienen garantizado vivir en Nuquí. Aunque esta podría ser una amenaza de desintegración del proyecto, hemos ido viendo que la itinerancia de los maestros también puede ser una fortaleza. Trabajando de la mano con la Corporación Mano Cambiada hemos visto que muchas personas del mundo quieren conocer nuestra región y se ofrecen a realizar voluntariados para llegar hasta aquí.
Para hacerle frente a estas dificultades queremos apoyarnos en las experiencias de líderes de la región, como Josefina Klinger y el equipo de Mano Cambiada. Ver su ejemplo nos motiva a pensar que somos capaces de seguir intentándolo y explorando soluciones. Ahora estamos convocando voluntarios para todo el año 2018 y soñando con crear una escuela de arte y deporte donde alumnos y profesores compartamos nuestros saberes y construyamos entre todos un mejor Nuquí.
La invitación queda abierta para todos los colombianos y extranjeros interesados en la vida en esta región del país, a conocer Nuquí y aportar desde sus posibilidades a la continuidad de este proyecto. Como jóvenes queremos generar oportunidades y esperanzas para los niños del Chocó.
*Carla Corina Palacios Klinger. Nació en Quibdó, Chocó, en 1996. Su familia materna es de Nuquí y su corazón se siente más en casa en estas tierras. Es estudiante de octavo semestre de comunicación Social de la Universidad Eafit en Medellín. Desde el año 2013 es actriz del Teatro La Hora 25 de Medellín. Este texto se realizó en colaboración con el equipo editorial de Diario de Paz Colombia
Tú también puedes unirte y participar en este proyecto:
- Puedes postularte como voluntario para enseñar música, danza, teatro, deportes, o fotografía durante mínimo dos meses. Envía un correo electrónico a maquinandocc@gmail.com
- Puedes donar fondos en la campaña GoFundMe https://www.gofundme.com/maquinando
- Puedes compartir este artículo, las convocatorias de voluntarios y la campaña de donación en todas tus redes y medios sociales para que otras personas conozcan y apoyen este proyecto.
- Puedes seguir esta iniciativa en redes sociales:
Facebook: https://www.facebook.com/MaquinandoCC/
Instagram: @maquinandocc
Fotos cortesía: Jin Quinto Moreno y alumnos del semillero de fotografía de Maquinando