Este artículo es un homenaje a la escritora Rocío Vélez de Piedrahita (1926-2019), una pensadora y narradora colombiana que dedicó toda su vida a las letras y al arte. Parte de la serie Leer un poema, una selección de poesía colombiana hecha en colaboración con los lectores. Participa recomendando la lectura de un poema colombiano.
La escritora antioqueña Rocío Vélez de Piedrahita fue una mujer de múltiples facetas. Apasionada por la escritura y por la música, esta prolífica artista compuso una extensa obra periodística y literaria en la que interpretó y reflexionó con pericia y humor sobre el alma popular del país.
Su carrera literaria inició en 1950, cuando comenzó a escribir una columna en el periódico antioqueño El Colombiano, columna que mantuvo durante más de sesenta años. También escribió para el periódico El Mundo y el Magazín de El Espectador. Además de ello, hizo parte de la Comisión de Paz durante el gobierno de Belisario Betancur y fue miembro correspondiente de la Academia Colombiana de la Lengua.
Al observar lo profuso de su obra –columnas, cuentos, novelas, ensayos, biografías–, uno se pregunta: ¿cómo consiguió esta mujer, madre de cinco hijos, escribir y crear tanto? ¿Cómo sacaba tiempo para, además, tocar a la perfección el piano y estudiar música?

Sobre el tema de sus libros y columnas, la académica María Mercedes ]aramillo, autora del ensayo Rocío Vélez de Piedrahíta: la de/construcción de los valores tradicionales antioqueños, parte del libro Escritoras colombianas del siglo XX (1995) dice que esta escritora «idealiza en sus novelas Terrateniente y La tercera generación al patriarca y realizador de la colonización antioqueña. Sin embargo, en sus Cuentos desagradables, así como en La cisterna y Por los caminos del sur, deja entrever los problemas familiares que resquebrajan la solidez de ese mismo mundo y, en especial, los que enajenan a la mujer».
Como contó Maria Teresa Uribe en la biografía autorizada de Rocío Vélez de Piedrahita, durante el tiempo que escribió su columna quincenal en El Colombiano, tuvo experiencias contradictorias. A veces, cuando escribía sobre un tema político de máxima actualidad y esperaba que los lectores tuvieran una determinada reacción, no sucedía nada. En cambio, cuando escribió sobre un hipopótamo que se fugó de los predios de la hacienda Nápoles del narcotraficante Pablo Escobar, constituyendo un peligro para los pueblos vecinos, recibió de algunos lectores una carga de agresiones desaforada.
A la par de la escritura, Rocío Vélez de Piedrahita era un lectora consagrada. La autora Maria Teresa Uribe comentó en su biografía que entre sus poetas colombianos preferidos estaban Guillermo Valencia, Porfirio Barba Jacob y José Eustasio Rivera. El poema Cantadora sencilla se lo sabía de memoria.

El lunes 28 de enero de 2019, a los 92 años de edad, Rocío Vélez de Piedrahita falleció en Medellín. En esta corta semblanza del programa Mujeres sin miedo, producida por la Gobernación de Antioquia en el año 2013, queda la voz de una autora que enfrentó muchos retos para dar a conocer sus obras y para hacer que la gente se interesara en sus libros. Una voz que hoy, después de todo, permanece en la historia del país como un referente de las letras colombianas escritas por mujeres; un ejemplo de perseverancia, sabiduría y solidaridad con el conocimiento.
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Saludos desde México. Hace unos días realicé una relectura del artículo titulado Miedo, escrito por la colombiana Rocío Vélez de Piedrahíta. Ese ensayo fue publicado hace más de 20 años en la Revista de la Universidad de Antioquia. Nos ilustra el tema de la violencia que ha causado tanto dolor en México, Colombia, Perú, Venezuela Bolivariana, Cuba, Panamá, Uruguay, bueno en nuestra América y en casi todo el Mundo. Ojalá aprendamos a escribir y reflexionar como esta gran mujer colombianísima, promotora de la Paz y la Justicia Social. Su vida nos invita a construir y a pensar. Por ejemplo, siempre antes de dormirme le suplico a Dios, El Creador, que nos permita hacer un esfuerzo para reconocer que Fuimos creados (as) para vivir como Hermanos y ojalá, Nunca Más, como Opresores ni Oprimidos. ¡Viva la Amistad entre México y Colombia!. Atentamente, Fernando Acosta Riveros
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Gracias por su lectura y por su comentario, Fernando. Un fuerte abrazo
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