Recuperar y redistribuir el poder. El objetivo de la Red de Innovación Política en América Latina


Participar en política y tener incidencia real en los cambios que necesita la sociedad son algunos de los objetivos de la Red de Innovación Política en América Latina. En esta entrevista, el politólogo argentino Matías Bianchi habla sobre esta red. Una invitación abierta para quienes quieren ser parte del cambio. [Entrevista: Marzo 4 de 2018]

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Para muchos latinoamericanos, contemplar el panorama político de la región es desesperanzador. La mayoría de los gobiernos están enfrascados en una manera de hacer política que prioriza los intereses de los poderosos y desestima las necesidades y derechos de los ciudadanos. ¿Qué hacer para cambiar esa realidad? ¿Cuáles son los caminos para recuperar y redistribuir el poder desde los territorios? 

Estas y otras preguntas hacen parte de la conversación permanente que sostienen unos sesenta líderes latinoamericanos reunidos en la Red de Innovación Política de América Latina. A principios de 2018 se encontraron en el departamento de Nariño, al sur de Colombia. El anfitrión fue el gobernador del departamento de Nariño, Camilo Romero, quien hace parte de esta red.

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El sueño que comparten todos los integrantes de esta red tiene que ver con una democracia que redistribuya el poder, que amplíe la inclusión política y que promueva los derechos humanos. 

La siguiente es una entrevista a Matías Bianchi, quien participó en la creación de esta red. Hoy dirige Asuntos del Sur, un espacio informativo y de debate sobre temas políticos de Suramérica y es profesor en la Universidad de Arizona, Estados Unidos. 

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¿Cómo surgió la Red de Innovación Política en América Latina?

En el año 2010, Asuntos del Sur era básicamente un blog en el que discutíamos los desafíos de la región. En algún momento me invitaron a un evento en Nueva York y allí, entre gente exitosa y demás, se me ocurrió hacer una provocación: La transformación no está acá entre nosotros”, les dije. Mi comentario marcaba la necesidad de pensar en la continuidad, en los territorios, y eso por supuesto no gustó. Luego elaboré más la idea de que la transformación de América Latina no va a venir de las élites sino que tiene que venir a través de la construcción de poder desde el territorio.

Por haber viajado en América Latina supe que había otras realidades. Entonces planteé “Mucho con poco”, que era tratar de buscar personas, líderes emergentes en la región que lograban, con los escasos recursos que tenían, tener una incidencia, una transformación positiva en su comunidad. El objetivo era, y sigue siendo, aprender cómo lo hacen, cómo lo estructuran, cómo lo piensan. Con este proyecto empezamos a viajar por las regiones, hicimos un mapeo, estudiamos y vimos que sí hay continuidades.

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¿Y qué pasó luego de tener ese mapeo?

Después de que reconocimos y encontramos a estas personas que están actuando desde el territorio, empezamos a recorrer la región, a hacer talleres y compartir experiencias. Algunos talleres estaban dirigidos a personas que empezaban a tener ciertas preocupaciones, a querer organizarse.

Luego hay un segundo nivel de gente que ya empieza a tener un impacto; algunos ya tienen organizaciones establecidas, otros van por armar sus partidos políticos, es decir: ya generan incidencia de poder. ¿Por qué no los reunimos? Hubo mucho enganche, empezamos a reunirnos ya más sistemáticamente, a generar conversaciones más sistemáticas.

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Ya hemos estado en 16 países. Hicimos también un esfuerzo de salir de los lugares centrales, de las capitales. Nos fuimos por ejemplo a El Alto, a Oaxaca, a Colima, a Salvador do Bahía. Empezamos a ver que hay ciertos patrones comunes. Esos hallazgos los escribí en un texto en el 2014: “Democracia en los márgenes de la democracia”. Vi que aunque se tratara de contextos diferentes, había preguntas, búsquedas y expectativas muy similares.
Pensamos que cuando la gente rica o las élites logran tener éxito, ese éxito perpetúa una forma de estructura social.

Si logramos fortalecer los procesos de quienes hacen mucho con poco, si hacemos que esto crezca y se comparta, ahí sí puede haber una transformación estructural de la sociedad.

¿En qué momento surge la idea o necesidad de crear una red?

Conociendo estas historias pensamos que era importante crear un espacio donde estas personas pudieran compartir esas preocupaciones, estos aprendizajes. Poco a poco, en el 2016, los juntamos en Buenos Aires y decidimos lanzar la Red de Innovación Política, una red de la que Asuntos del Sur hace parte.

Lo hicimos con un manifiesto, porque no era hacer la red tipo club de amigos. La red busca incidencia política, es decir, existen objetivos políticos con énfasis en la búsqueda de pluralidad.

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¿Qué significa pluralidad? Significa que tenemos líderes indígenas, líderes afro, gente de partidos políticos, líderes sociales, personas y colectivos que buscan mejorar la calidad de nuestra democracia.

El objetivo ha sido también marcar la cancha y ver, por un lado, qué entendemos nosotros por innovación política, y por otro, tomar posición frente al tecno-utopismo.

¿Qué se puede entender por innovación política?

Cuando uno pone: “Innovación política”, esto le encanta a todo el mundo, atrae. Pero lo que hay que entender, sobretodo con la muerte de estas grandes narrativas, es que se ha empezado a dar una ola de “No a las ideologías”. O sea, como no te sirve más el paquete que tenías, empiezas a crear un discurso apolítico: contra la política, y es cuando oímos que “todos los partidos políticos son malos, la corrupción es el peor de los males”.

Muchos movimientos empiezan también a decir: “No somos ideológicos”. La discusión llevó a entender que sí somos ideológicos, que sí tenemos ideas y principios.

La innovación está en transformar lo que nunca logramos transformar como sociedad, que es la inclusión del otro, que es la de llevar lo público donde no estaba ni el Estado, socializar con la pluralidad de actores en el territorio.

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Además, la innovación no es la idea, la innovación está ahí cuando logra ser una práctica implementada. Entonces no es que yo diseñé esta cosa hermosa, ahí innové. No, no, no. Cuando logremos que eso sea una práctica concreta, adaptada, ahí está la innovación.

¿A qué te refieres con tecno-utopismo?

Tecno-utopismo empieza sobre todo con la revolución digital. Tres cuartas partes de la humanidad están conectadas a internet. Eso nunca lo habíamos tenido. Tenemos un volumen de información, de producción diaria que es igual a todo lo que produjo la humanidad hasta el siglo XX: y lo hacemos diario.

Además de ese volumen, las redes sociales teóricamente nos permiten una mayor horizontalidad de las comunicaciones, una mayor democratización, ¿no? Entonces en los últimos diez años mucha gente pensó “¡vamos a cambiar el mundo!”.

Pero lo que hemos visto es que no, porque al final los que mejor usan eso, manipulan la información, usan big data para que te llegue lo que te parezca. Fallaron los partidos piratas, el partido de la red, todo este tipo de experiencias fallan. ¿Por qué? porque niegan el poder real. Entonces volvemos a lo que mencionaba antes: uno, sí hay ideología y tenemos que centrarla; y dos, la tecnología es una herramienta, no es un fin en sí mismo.

En la práctica, ¿cómo funciona la red?

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En la red nutrimos esas acciones: qué están haciendo otros compañeros, qué podemos aprender, de qué me sirve, qué puedo compartir. Compartir no solo logros, angustias también: “Che, estoy haciendo un documental que me va a meter en problemas políticos ¿cómo lo han manejado ustedes?”. Ese tipo de cosas: “¿Qué hago con el financiamiento, me están ofreciendo financiamiento en mi carrera de este lado, cómo puedo yo generar autonomía política y a la vez autonomía económica?”.

A partir del primer encuentro en Buenos Aires, seguimos en el proceso de socializar experiencias, de discutir algunos temas cruciales sobre los que hablamos:

  • ¿Se transforma adentro o afuera del sistema?
  • ¿Cómo financiarnos?
  • ¿Cómo sacamos del centro al hombre y poner a la vida en el centro? 
  • ¿Cómo feminizar la política?
  • ¿Cómo lograr un desarrollo sostenible saliendo del extractivismo?

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En muchos momentos se trata de solo de discutir y compartir elementos, pero con la idea de que estamos frente a una transformación histórica en nuestra sociedad y que tenemos que ejercer poder político para que esa transformación vaya en la dirección que nosotros queremos.

Ustedes consideran que la manera como se ejerce el poder en este sistema es obsoleta. Hablan de una redistribución del poder.

Es necesario renovar nuestro contacto con la sociedad, y hoy la tecnología y nuestra cultura permiten que podamos tener formas asociativas de organización de la economía y organización del poder.

A través de la tecnología podemos votar sobre cuestiones básicas. ¿Por qué esto de que hay que mandar un representante a la capital? Hoy la comunidad puede definir. Hay tantos recursos, se colectan estos recursos fiscales, ¿cómo los votamos? ¿cómo los distribuimos? Lo mismo con la energía. En todas nuestras áreas de la vida está la posibilidad de distribuir ese poder. Y en esa distribución del poder es donde nosotros consideramos que está una democracia de comunes.

La red busca incidencia política, no directamente como Red, sino proveer de municiones para los que están en el frente de la batalla. Quizá no es una metáfora muy feliz, hablando de la paz, pero pueden ser otro tipo de municiones, pueden ser flores, ideas.

Ante la realidad de la región, ¿cómo hacen para no perder la esperanza?

Tenemos algunos campeones ¿no? Por ejemplo estos chicos de Guadalajara que se empezaron a reunir y hoy tienen el movimiento político más prestigioso del país y se está propagando: el Wikipolítica.

Y está Camilo Romero, ahora gobernador en Nariño, en Colombia, uno de los territorios más difíciles de toda Suramérica, que mezcla afro, indígena, violencia armada, pobreza, frontera con Ecuador.

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Un día llegó a uno de nuestros talleres en Chile y dijo: “Hola, soy Camilo, de Colombia. Tengo ganas de llevar este tipo de experiencia a mi departamento y me voy a lanzar a la política”. Entonces lo fuimos acompañando.

El mérito es completamente de él, por supuesto, pero fuimos apoyándolo con ideas, experiencias y demás. Ya incluyó lo que es innovación política en el corazón de su plataforma política, la primera plataforma de gobierno abierto de toda Colombia.

Ahora se propusieron crear la Cátedra Futuro en escuelas públicas: poner los chicos a pensar e imaginar en la escuela pública,  niños de escasos recursos en lugares periféricos pero que no dejan de soñar.

Este año la Red se reunió justamente en Nariño, Colombia. ¿Cómo fue la experiencia de reencontrarse y qué retos quedaron?

Para nosotros ir a Nariño fue muy importante. Es un territorio que resume todas las dificultades y todos los desafíos de la región, por lo que hablábamos de: afro, indígena, los Andes, la playa, el narcotráfico, violencia. Resume todo lo mejor y peor de la región en un mismo territorio. Nos pareció importante ir ahí y trabajar en el territorio con los actores. Nos encerramos cuatro días, unas 60 personas.

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Era un posicionamiento político decir “Vamos a hacer el encuentro en Nariño”. Es más barato, fácil, hacerlo en Ciudad de México, Buenos Aires o Río de Janeiro. Ir a Nariño es territorialmente difícil, hay un aeropuerto adonde los aviones no acaban de llegar. La gente tuvo que volar hasta Cali, después ir en bus, doce horas. Fue una cosa muy difícil pero era importante estar ahí en el territorio porque ellos lo están experimentando en carne propia.

Planeamos unos talleres que eran abiertos, con la comunidad, y luego actividades cerradas entre nosotros. Hubo conversatorios, también llevamos debates que se están dando en otros lugares, pero también hubo ejercicios de trabajo en el territorio, de evaluar políticas, de trabajar iniciativas. Usamos una metodología que se llama “Feeling” que es un Design Thinking con objetivos sociales, diseñado por un pastuso. Hubo un poco de todo. 

Después del encuentro en Nariño quedaron muchas tareas, pero sobre todo mucho entusiasmo, mucho de renovar energías para seguir avanzando.

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libro.jpg«Este libro trata de poner sobre el papel y sistematizar los debates que están dando vueltas en la red. En el capítulo introductorio se intenta definir por qué decimos que queremos innovar en política, cuáles son los desafíos de hoy y cuáles son las iniciativas. Y el resto del libro son iniciativas que tratan de responder esas preguntas. Son capítulos hechos no por académicos sino por actores. Ejemplos reales. Hay unos capítulos en los que se propuso una gestión comunitaria del agua; en otros, generar formas de articulación del poder que sea horizontal y que funcione, que no se mueva en el asambleísmo; otros contaron cómo fue la experiencia de crear Wikipolítica; otros, de la importancia del conocimiento abierto en nuestra transformación; o el rol de los medios de comunicación en el siglo XXI». Matías Bianchi [Descargar este libro .pdf]

 

Escrito por

Periodista, escritora y editora. Fundadora de Diario de Paz Colombia. Contacto: editores@diariodepaz.com

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