Así es la biblioteca comunitaria creada por los jóvenes para los niños en La Cruz, un barrio de Medellín


La biblioteca comunitaria Sueños de Papel abrió sus puertas en el año 2016. Frente a la ausencia de espacios para el arte y la cultura en el barrio La Cruz –comuna 3 de Medellín–, dos jóvenes se propusieron crear un espacio para que los niños de esta comunidad encuentren libros y aprendan a través del arte. Esta es su historia y así puedes apoyarla.

Mientras hacía un voluntariado en un colegio de Manrique –comuna 3 de Medellín– la joven psicóloga Wendy Vera Tangarife se sintió inspirada al ver lo mucho que había por hacer en este territorio. Habitado en su mayoría por personas desplazadas por el conflicto armado y la violencia en territorios como Urabá, Chocó y zonas rurales de Antioquia, el barrio La Cruz apenas estaba apareciendo en el mapa de Medellín. 

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Entre el campo y la ciudad y dadas las dificultades económicas de sus habitantes, al ser considerado un “barrio de invasión”, por años el territorio fue ignorado por las instituciones gubernamentales e incluso por los habitantes de otros sectores de la misma ciudad. Mientras construían sus casas en la ladera de la montaña, fueron los mismos vecinos quienes pavimentaron las calles.

“Cuando llegué a La Cruz –cuenta Wendy– me gustaron mucho la gente y el barrio. Vi que hacía falta una biblioteca que permitiera llevar a cabo un proceso de acercamiento a la lectura y a la vez fuera un espacio de encuentro”.

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Psicóloga de 22 años y estudiante de maestría en Hermenéutica Literaria en la Universidad Eafit, Wendy Vera también vive en la comuna 3, pero en Manrique Oriental, un barrio más abajo de La Cruz. Sus estudios, realizados por medio de becas, le han permitido contribuir a la comunidad de La Cruz de diferentes maneras, primero como voluntaria y ahora como fundadora de la Biblioteca comunitaria Sueños de papel.

“Después de un tiempo de ser psicóloga voluntaria, pensé que sería muy chévere tener una biblioteca comunitaria en La Cruz. Entonces, conocí a Ghido, un joven que ya llevaba trabajando en el territorio desde la siembra y el rap, a través del colectivo AgroArte”, cuenta Wendy.

La complicidad de este joven de 24 años  –quien decidió vivir en La Cruz para contribuir en la transformación de esta comunidad desde el arte–, fue fundamental desde el principio pues, como dice Wendy, “Si yo tuve el sueño, él fue quien dijo: “hagámoslo”. Para él, este nuevo proyecto podría ser una especie de siembra literaria, como lo fue, diez años atrás, el proceso AgroArte.

“Era la posibilidad –dice Ghido– de mostrarle a los chicos que vivir en ese territorio no significa ser pobrecitos sino que también se pueden hacer cosas interesantes, por ejemplo, crear una biblioteca donde hay muchas formas de leer y escribir, de leerse y escribirse con otros y otras”.

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Juntos, Ghido y Wendy gestionaron donaciones por parte de amigos y, en la sala de la casa donde vivía él, abrieron una biblioteca comunitaria: pintaron las paredes, consiguieron estantes e invitaron a la comunidad a visitar y participar de ese espacio que, según Ghido, “se fue creando a partir de las acciones y los afectos. Casi sin darnos cuenta”.

Más adelante contactaron a bibliotecas e instituciones como Comfama, Comfenalco, Eafit y Ratón de biblioteca, quienes donaron libros y materiales didácticos. También recibieron el apoyo de personas que empezaron a ofrecer talleres y otro tipo de recursos. Desde entonces, explica Wendy, “lo que conseguimos es autogestionado por los mismos voluntarios. Entre varias personas se paga el arriendo del espacio y contamos con voluntarios como trabajadores sociales, médicos, psicólogos, fotógrafos, un magíster en psicología y otro en literatura”.

Gracias a esto, considera, la biblioteca comunitaria de La Cruz se ha ido convirtiendo en un lugar para realizar talleres de impacto social en los que se tratan temas como el rol de las mujeres en la sociedad, las violencias contra ellas, el empoderamiento de los jóvenes o la discriminación.

En la ladera hemos aprendido a leer de otras formas

Han pasado 18 meses desde que estos dos jóvenes crearon Sueños de papel. Más que una casa, comenta Ghido, “es un espacio que le ha ayudado mucho al territorio desde el tema del acompañamiento a niños y niñas; un acompañamiento que no es sólo desde las letras, sino también desde los afectos”.

Es así como la lectura, por ejemplo, pasó de ser una obligación a ser un gusto para muchos niños y jóvenes que, en general, no cuentan con padres o madres lectores.

“En Sueños de papel proponemos una forma de ver la lectura que va más allá del acercamiento a los códigos de un libro. Leer también posibilita incluir otras formas narrativas como el cine, el teatro, el baile, el juego”, explica Wendy.

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Sueños de papel busca ser también un lugar para reflexionar sobre asuntos complejos que rodean a los chicos de la comunidad, como la drogadicción, el maltrato a la mujer o la desescolarización, al mismo tiempo que se busca aprender y ver los talentos que tienen los chicos, individual o colectivamente. “En este espacio por, para y de la comunidad, el propósito fundamental es conectarnos desde el aprendizaje mutuo”, cuenta Wendy.

Para Ghido, el trabajo de Wendy ha sido clave, no sólo como fundadora sino también “por su amor hacia la literatura desde un accionar que, más allá de encerrarse con los libros, le ha permitido compartir con la comunidad y enamorar a los chico de esos mundos literarios de los que ella, en algún momento, también se enamoró”.

La entrega que ambos le han dado al proyecto ha contribuido, entre otras cosas, a disminuir la deserción escolar, una de las problemáticas que enfrentan los niños y jóvenes en este territorio. Como explica Wendy:

“Ha sido muy especial, por ejemplo, ver casos en los que niños que no estaban estudiando o no sabían leer empiezan a mostrar interés por el estudio e incluso se matriculan en el colegio, u otros que aprendieron a leer y que hoy ven los libros como objetos cercanos a ellos. De la misma manera, contar con este espacio les ha permitido a otros chicos salir de otros espacios que los estaban conduciendo a la violencia o la drogadicción”.

Escribir y publicar para contar las propias historias

Sueños de papel también ha dado lugar a otros procesos, como la publicación de la primera edición del periódico Entrecruzados, en el que publican historias escritas por los mismos niños y jóvenes de la comunidad, cuyo lanzamiento se hizo el 13 de junio de 2018. Así lo describieron en su página de Facebook:

“Entrecruzados es un proyecto que inicia este año con la comunidad de La Cruz, en donde se comparten y crean diferentes mundos que nos llevan a pensar en las utopías, porque todos somos capaces de cumplir un sueño si luchamos por él. Entrecruzados es encontrarse, ser entre y vivir el territorio”.

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Este periódico hace parte un proceso que empezaron en el año 2018, en el que jóvenes de la comunidad se unieron para contar historias hechas por ellos mismos. Y, sin duda, contribuye a  la meta de fortalecer el espacio de biblioteca como un lugar reconocido e importante para toda la comunidad de los barrios La Cruz y La Honda.

El sueño y los resultados que ha traído la fundación de este espacio no termina aquí. Wendy considera que en la medida en que esta biblioteca sea visible para los colectivos artísticos y culturales de la ciudad, se podrán crear otras bibliotecas comunitarias en sectores y barrios periféricos que lo necesiten. “Es importante que ese tipo de espacios se sostengan para continuar el proceso que se lleva con la comunidad, en donde se ha logrado un encuentro ameno con la lectura y el arte, además de potencializar capacidades y otros quehaceres desde la solidaridad que permite que los habitantes de la misma comunidad sean dueños y pedagogos de sueños”, concluye Wendy.

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  • Este artículo hace parte del especial Lectoescritura para la paz.
  • Si quieres conocer más de cerca lo que sucede en la biblioteca Sueños de Papel, seguir su página web o su página en Facebook @suenosdepapelmedellin
  • Si quieres ser voluntario, donar libros o aportar económicamente puedes escribirles por Facebook o comunicarte al número 304 667 2397. Tu apoyo contribuye a que ese proyecto se siga realizando y beneficie a los niños de esta comunidad.
  • Fotos: cortesía Biblioteca Sueños de Papel

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Escrito por

Periodista, dramaturgia y magíster en hermenéutica literaria que suele pintar. Lectora y actual estudiante de un doctorado en filosofía.

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