Hoy, la mayoría de los países latinoamericanos tienen una misma visión. La cacerola se convirtió en un símbolo de resistencia y la protesta es una máxima en la creación de nuevas ciudadanías que reclaman una lógica distinta para ver el mundo. El movimiento es continental, espontáneo y promete extenderse en el tiempo.
El gobierno no descansa desde el ya histórico 21 de noviembre. El 27 de noviembre las principales ciudades del país recordaban la memoria de Dilan, de Brandon y de todos y cada una de las víctimas del Paro Nacional a causa de la represión. En algunos lugares marcharon lento y en silencio, en otros protestaban con cacerolazos sinfónicos o musicales. Desde entonces, el desmonte del Escuadrón Móvil Anti Disturbios es una exigencia.
No solo en Colombia sino en América Latina las calles se han acostumbrado al sonido de la cacerola desgastada, de la cacerola deforme. Aquella melodía que va acompañada de un grito y el pálpito que transforma. Por estos días, la turbulencia social nos ha conectado con un objeto a la vez banal y revolucionario, un golpeteo que nos saca de la inercia, que tiene directa relación con el hambre de libertad de la ciudadanía; el objeto más cercano para nuestra legítima defensa en las noches del miedo.
El lenguaje común de cada una de las luchas en Latinoamérica formó tejidos que se han visto en las calles de Colombia. Primero, desde el 25 de noviembre, en la identidad de las movilizaciones, fueron creciendo las consignas feministas, y se ha empezado a entender que la voz de la protesta debe ser la voz de una mujer, pues es de ella el reclamo de la dignidad. La dignidad que cobra imagen en pañoletas verdes y moradas que tapan el rostro de los “machos” esculpidos en las estatuas de cobre que habitan las ciudades.
Segundo, la llegada a Bogotá de la Guardia Indígena de Cauca le dio fuerza a un grito extendido por la defensa de los pueblos, sus derechos y cosmovisiones. Anunciaron después que, a partir de ese momento, ellos escoltarían a los marchantes.
Y tercero, la lucha ambientalista eleva también sus banderas. Las palabras de un congresista el 3 de diciembre abren aún más la reflexión: “Los jóvenes están sintiendo por primera vez en la historia de la humanidad el peso psicológico enorme de que el mundo se les va a acabar y que se les va a acabar en el curso de sus propias vidas”.
El 4 de diciembre, la acumulación de las luchas motivó otra gran movilización. El sistema judicial se unió por 24 horas, el movimiento indígena y la lucha feminista estuvieron presentes, mientras que un grupo de músicos que desde el 27 de noviembre venían organizando un gran concierto en las calles, anunció que el domingo 8 de diciembre nadie podía quedarse en casa. Su mensaje: el paro se canta y las corcheas que reproducen la cuchara y la cacerola bien pueden armonizarse con el acompañamiento de un potente bajo y una batería.
La inteligencia creadora inagotable de una sociedad que quiere cambio, día a día, se ve en el país. Muchos de los que marchan, se organizan, participan en asambleas populares y asambleas nacionales. Se ha discutido sobre la necesidad de la primera línea (defensores voluntarios de los marchantes durante las protestas) para tratar de retener la represión.
Las redes sociales convocan al núcleo de la resistencia, se hacen llamados permanentes a plantones, besatones, manifestaciones culturales, concursos. Los cacerolazos han sido continentales e intercontinentales. Este ha sido, incluso, un tema central para las reinas de belleza que, en medio de la élite de cetros y coronas, se ponen del lado de la gente, mientras que las madres salen a marchar con sus hijos.
Y así, por estos días transcurre nuestra historia, que, como la vida misma, ha ocurrido en un abrir y cerrar de ojos.
A las 4:52 de mañana del viernes 20 de diciembre fue aprobada en plenaria de la Cámara de Representantes la Reforma Tributaria, una ley con innumerables críticas, entre otras porque favorece a las clases más ricas del país.
Los motivos para sostener la protesta pacífica en las calles de Colombia se mantienen. Este especial, por tanto, continuará.
Para consultar el itinerario del Paro Nacional, recomendamos:
- El Paro sigue: la plataforma de un grupo de activistas digitales que buscan hacer un “seguimiento riguroso y sostenido en el tiempo de los eventos relacionados con el Paro Nacional de Colombia”.
- Varios wikipedistas están trabajando en Protestas en Colombia de 2019. Allí documentan información relacionada con las protestas y las movilizaciones.
- En inglés: https://civicus.org/protest-resilience-toolkit/
- Aquí puedes descargar gratis el calendario latinoamericano 2020, propiedad colectiva que recuerda las luchas latinoamericanas del año 2019 con imágenes de diferentes artistas de esta región.
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Aquí puedes descargar gratis el calendario latinoamericano 2020, propiedad colectiva que recuerda las luchas latinoamericanas del año 2019 con imágenes de diferentes artistas de esta región.
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Ilustraciones: © Andrés Caicedo Hernández
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