Leernos a todas: mujeres que narran la humanidad, más allá del canon literario


Desde hace diez años existe en Medellín un club de lectura enfocado en literatura escrita por mujeres. A partir de esta experiencia, en este artículo se destaca la necesidad de consolidar espacios de encuentro en donde, más allá de la discusión sobre “literatura de hombres” o “literatura de mujeres”, se lea para comprender que la literatura es, en últimas, un relato colectivo de la humanidad.

Por Adela Ortega 

Verónica Arboleda observa el mundo desde unos profundos ojos negros. Su mirada recuerda el mismo fuego reflejado en la fotografía de Betsabé Espinal (1896 – 1932), aquella sindicalista que ayudó a componer las primeras páginas de las luchas por los derechos laborales de las mujeres en Antioquia. Como Betsabé, en su cotidianidad Verónica se centra en actividades que inciden en la vida de las mujeres, en su caso de los universos recreados por ellas. 

Verónica es psicóloga, promotora de lectura y está apasionada por la literatura. Desde hace diez años está vinculada al Club de Lectura para Mujeres Littera, un espacio de encuentro en el que un grupo de mujeres se unen para explorar de manera exclusiva obras literarias de escritoras. Verónica habla de este ejercicio como una posibilidad de visibilizar el trabajo creativo de las mujeres. Para ella, “no se puede negar que hay una mirada distinta sobre la escritura femenina; y aunque es cierto que en el pasado la exclusión fue más restrictiva y hoy le debemos muchos logros a las mujeres decimonónicas –que desde el siglo XIX iniciaron un camino que no ha sido sencillo–, aún siendo un contextos diferente, sigue sin ser igualitario”.

Para Verónica,  las brechas en el mundo literario tienen raíces históricas que tienen que ver con asuntos como el acceso a la educación y la propiedad intelectual, dos cuestiones que están estrechamente relacionadas con las posibilidades de las mujeres de ser reconocidas en los ámbitos creativos y acceder en igualdad de condiciones que los hombres a los circuitos editoriales. 

Las brechas de género en el entorno literario 

Es innegable que estas brechas existen en la actualidad. En Colombia, se hacen evidentes en situaciones concretas como un evento que tuvo lugar durante el año  2016, cuando el Ministerio de Cultura de Colombia coordinó la realización de un encuentro literario en la Bibliothèque de l’Arsenal de París, Francia, con doce autores colombianos. En el evento se excluyó la participación de mujeres escritoras, lo que dio origen a un manifiesto firmado ampliamente por las literatas colombianas y posteriormente al movimiento Colombia tiene  Escritoras.  

Pero esta no es una situación exclusiva de nuestro país, esta diferencia ha permanecido  estructuralmente en el canon literario: desde 1901 se hace entrega del Premio Nobel de Literatura y desde entonces hasta la fecha solo 16 mujeres han recibido este reconocimiento; diez de ellas lo hicieron después de la década del noventa y solo una es latinoamericana. En contraste, 101 hombres han recibido el mismo galardón.

Estos ejemplos nos dan referentes tangibles de lo que son estas brechas de género en el campo literario y cómo se materializan. En este sentido, Verónica cita a la ensayista española Remedios Zafra, para afirmar que las mujeres se han apropiado de lo público tardíamente y, en consecuencia, reclamar este reconocimiento es no solo un acto político, sino una lucha social que compete a todas las áreas del ecosistema del libro y los entornos creativos.  

Por eso sigue teniendo vigencia la idea del famoso “cuarto propio” que propuso la autora inglesa Virginia Woolf, hace más de 90  años; la cuestión sigue siendo poder garantizarles a las mujeres el tiempo “propio”, un tiempo de producción y creación respaldado por la suficiente seguridad económica, y una cierta libertad frente a las labores del cuidado y la familia. A pesar de las muchas conquistas y posibilidades de las mujeres en la actualidad, la balanza de los derechos sigue sin estar equilibrada y temas como los techos de cristal o la doble jornada laboral, siguen limitando las posibilidades reales de creación de las mujeres y, por lo tanto, la oportunidad de aportar a la transformación de los imaginarios, estereotipos y representaciones sociales que suelen actuar como disparadores de las mismas brechas.

Es claro, sin embargo, que hoy en día hay muchas más mujeres vinculadas a los entornos editoriales y a la producción literaria , pero es difícil hacer un seguimiento del impacto y las variaciones de las brechas de género porque muchos de los datos publicados no están desagregados por sexo o porque sencillamente en la implementación de las propuestas se recurre a las miradas tradicionales.

En este sentido, hay cuestiones de la vida cotidiana que legitiman o invisibilizan la dimensión de este hecho. Al respecto, cuenta Verónica: “Estoy en un curso de literatura para mujeres, pero los referentes siguen siendo escritores hombres, y así es muy difícil que el canon cambie: siguen sin citarse a las mujeres teóricas de la literatura,  y no es que no existan, sino que han sido relegadas de la historia oficial”.

Este no es un reclamo reciente, entre los diversos trabajos que han puesto el acento en esta cuestión, se encuentra un libro publicado 1983 por la norteamericana Joanna Russ, Cómo acabar con la escritura de las mujeres, una revisión crítica de los manuales, compendios y análisis del entorno literario de su tiempo, que presenta una serie de mecanismos que estructuralmente llevan a infravalorar la obra de las mujeres por el simple hecho de ser mujeres, porque su experiencia creativa aún es mirada con suspicacia y este es un rasgo que ha prevalecido.

Activismo lector 

Este contexto es lo que impulsa ejercicios como el que, en la última década, viene realizando Littera. Al respecto, Verónica comenta: “Remedios Zafra nos dice que hay dos tipos de lectura, una neutra que se acerca al libro de manera desprevenida y una situada con búsquedas intencionadas; esta segunda es muy necesaria porque no basta con leer mujeres, es urgente preguntar por los roles de los personajes, las posibilidades del entorno de las escritoras y las intenciones mías frente a esa lectura”.

Más allá del cuarto propio, hoy las posibilidades creativas se han expandido y requieren que se piense en una práctica creativa y profesional que incluye la vida “en línea”, las redes sociales, el networking, mejor dicho, un cuarto propio y a la vez conectado. La red ha modificado las esferas pública y privada, por eso no se puede perder de vista mundo off line y el poder que reside en los lectores y en las lectoras como la otra cara que sostiene el mercado editorial. 

Para personas como Verónica, leer a las mujeres es hacer un activismo consciente, pues implica propiciar una lectura situada que permite rescatar la genealogía de las escritoras, visibilizarlas y darles un lugar de mayor peso en el canon literario. También ayuda a la desjerarquización del potencial imaginativo, lo que tiene un efecto en la valoración de la literatura por sus estructuras y aportes a la expansión estética, a la vez que aporta a esbozar nuevas figuraciones para reducir los relatos homogenizantes de los hombres y de las mujeres.

En este tiempo, afirma Verónica, “he aprendido mucho sobre la variedad del trabajo literario hecho por autoras, los gustos particulares y las construcciones personales que están detrás de estas preferencias, pero lo más poderoso es la lectura colectiva y en esto creo que Medellín se encuentra en su esplendor. Ahora en la ciudad existen varios clubes que leen mujeres y eso da cuenta de una sensibilidad frente al tema, por primera vez creo que existe una congregación de mucha gente que quiere la literatura de las mujeres y por supuesto esto crea comunidad lectora, que es lo que finalmente buscamos en nuestro club”. 

Esta experiencia es el testimonio de un esfuerzo por honrar el trabajo intelectual de las autoras. Desde esta perspectiva, la pluma como lugar de expresión no es un lugar exclusivo de ningún género, sino un espacio para la creación artística que requiere que se perciba y se reconozca a las mujeres en condiciones igualitarias, desde su capacidad para narrar los relatos de toda la humanidad.

Si deseas tener más información sobre el Club de Lectura para Mujeres Littera, en la ciudad de Medellín, puedes comunicarte a veronica17gomez@gmail.com.

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Escrito por

Politóloga de la Universidad Nacional con maestría en comunicación educativa de la Universidad Tecnológica de Pereira. Apasionada por las historias, "no sé si disfruto más leerlas o escribirlas, solo sé que me hacen sentir viva"

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