Alimentar al Chocó con comida para el alma. La historia de Motete y la promoción de lectura en Quibdó


Por las calles y comunidades de Quibdó, Chocó, se pasean lectores con motetes llenos de libros. Los motetes son canastos indígenas, tejidos con fibras naturales, que se han usado casi siempre para llevar alimento para el cuerpo: carne, pescado, frutas. Ahora en Chocó, el objetivo de Motete es llenarlos de libros y arte, el alimento para el alma.

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Según una editorial de Chocó7días, el Chocó es el departamento con los mayores índices de pobreza extrema de Colombia. ¿Por qué pensar entonces en promover la cultura cuando las necesidades básicas de la población están en su mayoría insatisfechas? ¿Por qué los promotores de Motete creen que hay que darle al Chocó cada día más alimento para el alma?

Desde mayo de 2016, un grupo de profesionales y voluntarios se unieron para llevar motetes a los barrios de Quibdó. Pero, más que eso. Cada día, estos promotores de lectura buscan alimentar el pensamiento crítico, autónomo y creativo en las familias de Quibdó. La promoción de la lectura, la escritura, el arte y la cultura son sus medios para fortalecer el ejercicio de ciudadanías activas.

Motete: epicentro cultural de Quibdó

La Casa Motete está en todo el corazón de Quibdó: en la carrera segunda, muy cerca de la Catedral, a una cuadra del río Atrato. El amor por los libros se nota en cada rincón: tiene una sala infantil con libros para niños, un salón multipropósito en el que presentan obras de teatro, ciclos de cine, conciertos musicales, recitales… Las paredes hacen las veces de galería de arte. Hay una Mote-Tienda, donde se pueden comprar artesanías y objetos de la región, y un café para tomar y comer algo mientras se lee un libro.

Y por supuesto, en Motete hay canastos por todos lados: motetes convertidos en lámparas, motetes llenos de libros, motetes para guardar los juguetes para niños.

En el último año, esta casa de letras, como la llama Velia Vidal, su fundadora, se ha convertido en el epicentro de la cultura de la capital chocoana.

Pero Motete es mucho más que una casa cultural. La oferta cultural es uno de sus focos de acción, el otro es la promoción de la lectura. Motete le apuesta a desarrollar el pensamiento crítico en las familias del Chocó. La invitación es a que, a través de la lectura, los niños y los maestros se hagan preguntas, se cuestionen.

Aunque la Casa Motete es el principal punto de encuentro, desde mediados de 2016, sus integrantes ofrecen talleres en barrios de Chocó como El Futuro II, El Paraíso, La Platina y la Ciudadela Mía. Estos talleres son procesos sostenidos, desarrollados por ciclos, con contenidos específicos de acuerdo con el público. En todos la idea es promover la lectura, el empoderamiento y el autoconocimiento.

El proyecto Motete es dirigido por Velia Vidal y su esposo Rogelio Ortiz Calderón. Velia nació en Bahía Solano, Chocó, pero ha vivido gran parte de su vida en Quibdó, Cali y Medellín. Es comunicadora social-periodista graduada de la Universidad de Antioquia y ha trabajado por varios años como gestora y promotora cultural. Además de dirigir Motete, es una apasionada por la literatura infantil y juvenil, tema que empezará a estudiar en profundidad en su maestría en la Universidad de Castilla La Mancha, España.

Rogelio Ortiz Calderón es el administrador del proyecto y el encargado de las dos cafeterías que tiene Motete, como parte de la estrategia de sostenibilidad. En la cafetería trabajan cinco personas más, hay dos promotores de lectura, dos voluntarios permanentes en promoción de lectura, un filósofo, un periodista y una comunicadora que se encarga de las fotos y las redes sociales.

Así cuenta su fundadora Velia Vidal lo que pasa cada día en Motete:

Motetes con libros para la comunidad de Quibdó

Alrededor de 300 niños y jóvenes de Quibdó participan en los clubes de lectura que ofrece y dirige Motete, clubes en los que además de leer, los niños escriben, pintan, cantan, ven películas… Gracias a lo que se trabaja en las sesiones, por ejemplo, a desarrollar la capacidad de escuchar y comprender, los promotores de lectura han notado que estos encuentros ayudan, entre otras cosas, a bajar los niveles de agresividad en los niños.

“Muchos de los niños que participan en los clubes de lectura en Quibdó viven en contextos hostiles, algunas familias tienen altos niveles de agresión, llegaron a la ciudad a causa del desplazamiento y viven en condiciones muy difíciles, sin servicios sanitarios ni acueductos. Pero la mirada de Motete busca ir más allá de esas dificultades y ofrecer escenarios en los que, a través de la palabra, se pueda contribuir a formar ciudadanos críticos, sujetos políticos”, comenta Velia.

Aunque es una tarea difícil mantener a los participantes activos durante todo el proceso, la experiencia ha dado muy buenos frutos. Velia comenta con orgullo que hoy en Quibdó hay niños escribiendo poesía, coplas, verso rimado. Los niños ahora conocen autores, buscan sus propios libros, leen, escuchan.

“También trabajamos el concepto de identidad a partir de la literatura infantil. Hemos hecho una selección de obras que tiene personajes afro, con los que ellos pueden identificarse o verse reflejados. También invitamos a los niños a hacer autorretratos. A partir de ahí hablamos de nuestro pelo, de nuestra piel, de cómo a veces nosotros mismos, y entre nosotros, nos rechazamos”.

Velia cuenta que estas actividades han tenido mucha acogida en los maestros de la ciudad, quienes ahora las están replicando en sus aulas.

Los niños de Motete

Entre 40 y 50 niños van todos los domingos a sacar los libros de los motetes en el Club de Lectura del Barrio El Futuro II de Quibdó. Aquí, tres niños lectores nos cuentan qué pasa en el club:

Niños del Club de lectura en el barrio El futuro
Niños del Club de lectura en el barrio El futuro

Reichel Moreno tiene 10 años y va a un club de lectura todos los sábados de 10 a 12 del mediodía. Su mamá, Yacciris Mosquera dice que desde que su hija va al club, ha visto como ha ido progresando: lee con fluidez, interpreta rápidamente y, sobre todo, ha mejorado en su forma de expresarse. «Es muy grato ver como ella toma un libro y dice ‘este libro lo leo’. Empieza y en menos de una semana se lo lee todo».

Para la señora Yacciris, Motete le aporta mucho a la educación en Chocó, empezando por motivar a los niños al estudio. Esta mamá afirma que «esto es muy importante sobre todo en estos tiempos de reclutamiento de jóvenes y niños, y de micro tráfico en los barrios. Esta es una alternativa para alejarse de lo que les espera por estar en las calles».

Los maestros de Motete

La profesora Lady Sirley Palacios Escobar enseña cuarto grado en la Institución Educativa Santo Domingo Savio de Quibdó. Su hija asiste a uno de los clubes de lectura para niños, mientras que ella participa todos los jueves en un club de lectura con otros maestros de la ciudad. Además de promover la lectura en niños, Motete también ofrece talleres a maestros de cinco instituciones educativas, como parte de una alianza con la biblioteca Luis Ángel Arango y la Fundación SM en Quibdó.

Taller para maestros en Motete

Para la profesora Lady, esta experiencia ha sido muy satisfactoria porque “fortalece nuestras competencias como docentes, para así poder fortalecer las competencias de aprendizaje de nuestros estudiantes”.

La profesora Lady Sirley suele replicar en su aula lo aprendido en estos talleres y clubes de lectura. Este es el impacto que, para ella, ha tenido la promoción de lectura en sus estudiantes:

Para Velia Vidal, “lo que está pasando con ellos es extraordinario. Los maestros que ni siquiera conocían la sigla que se usa en el mundo para literatura infantil y juvenil, ahora están leyendo hasta cuarenta libros a sus estudiantes”.

El reto más grande: la sostenibilidad

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Velia Vidal y Rogelio Ortiz Calderón

El 25 de julio de 2016 Motete empezó con un primer club de lectura en Quibdó, y en septiembre se constituyó la fundación. Para ese momento ya había dos clubes de lectura, un club de mujeres, y venía haciendo el trabajo con maestros.

En octubre de ese año, el esposo de Velia, Rogelio Ortiz Calderón, llegó al Chocó y juntos se dedicaron a sacar el proyecto adelante. Consiguieron un local y abrieron la Casa Motete. Ahora, además del centro cultural, ofrecen nueve clubes de lectura. El reto es: ¿de dónde sacar recursos para sostener el proyecto?

El café que funciona en la Casa Motete y la Mote-Tienda son dos de sus estrategias de sostenibilidad. También participan en convocatorias públicas de apoyo a proyectos culturales.

La sostenibilidad no es el único reto de Motete. También lo es fortalecer su modelo pedagógico y formar público. “Motete es un concepto nuevo, un lugar que ofrece experiencias en torno a la lectura y a los cafés literarios”, afirma Velia. Según explica, por años en Quibdó no ha habido una agenda cultural pública, y eso hace que los habitantes no estén acostumbrados a esta tipo de espacios y actividades.

Tres puntos clave para sacar adelante un proyecto. La visión de Motete 

1. Hacer coincidir los sueños personales con el modo de solventar los gastos de la vida. “Todo es más fácil cuando el proyecto hace parte de nuestra vida y de nuestros sueños”, dice Velia. Ella está convencida de querer dedicar su vida a compartir literatura con quienes estén a su lado. La decisión ha sido convertir esos sueños en un medio de vida, hacer una empresa social, cultural que represente el incremento de capital social para su departamento.

2. Se requiere mucha creatividad para sacar los proyectos adelante, para entender que se puede hacer mucho con poco. En la casa Motete muchas cosas son reutilizadas, han sido recicladas, son cosas viejas a las que no se les daba uso».

3. Ver al otro de manera horizontal. Cuando uno se relaciona así, es honesto y el otro no es un objeto, al que uno vuelve a victimizar, o al que uno tiene que atender, sino que es un sujeto al que uno mira a los ojos y lo trata de manera horizontal, las cosas fluyen de una manera muy saludable”, dice Velia.

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Tú también puedes apoyar y contribuir al trabajo de promoción de lectura y construcción de ciudadanías activas en el departamento de Chocó.

  1. Síguelos en sus redes sociales: @motete FacebookInstagram
  2. Donan libros de literatura en buen estado. Es muy importante que no sean libros de texto, de descarte, sino que se done entendiendo lo que representan para los demás.
  3. Conocimiento. Si alguien tiene planeado ir al Chocó por trabajo o vacaciones, y tiene algo que compartir con los demás (conocimientos, saberes, talentos, contenidos), está invitado a hacerlo con Motete.
  4. Voluntarios. Casa Motete gestiona el hospedaje y la alimentación para los voluntarios que quieran acompañar por algún periodo la experiencia Motete.
  5. Comparte en tus redes sociales este reportaje en profundidad sobre la experiencia de Motete, para que otros colombianos la conozcan, apoyen y repliquen en sus regiones.

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Fotos: Cortesía Motete

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Periodista, escritora y editora. Fundadora de Diario de Paz Colombia. Contacto: editores@diariodepaz.com

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