Al poeta colombiano Jaime Jaramillo Escobar no le gustaba referirse a la poesía como un oficio ni le gustaban los poemas. Aunque publicó los que aún hoy se consideran grandes libros de la poesía nacional, a él el reconocimiento y el valor de su propia obra lo tenían sin cuidado. Era, sin embargo, un gran maestro de la escritura. Para él, redactar y escribir eran dos verbos distintos. Así explicaba por qué.
El pasado 10 de septiembre de 2021, a los 89 años, falleció en su casa en Medellín el poeta Jaime Jaramillo Escobar, más conocido por llevar el nombre de la placa de su carro: X-504. Publicó, entre otros libros, Los poemas de la ofensa (1968), Sombrero de ahogado (1984) y Poemas de tierra caliente (1985). En palabras del también poeta Darío Jaramillo Agudelo, Jaime Jaramillo Escobar era:
«el poeta colombiano más importante, el que ha logrado dar más veces en el blanco. Tiene un estilo absolutamente personal que no se parece a la poesía de otros poetas de la época y de la lengua (…). Su primer libro, Los poemas de la ofensa, es un libro definitivo en la historia de la poesía colombiana».

Además de su obra poética, entre los libros de Jaime Jaramillo Escobar hay un Método fácil y rápido para ser poeta, publicado en el año 2005 por el Fondo Editorial de la Universidad EAFIT, en donde, entre otras afirmaciones, el autor precisaba que «Para redactar hay que estar cuerdo; para escribir hay que estar loco». Así presentó él mismo esta imperdible obra:
«Este libro sirve: como ayuda en talleres y grupos de creación y poesía (es un taller en sí mismo); en el taller personal que es el estudio de cada escritor que empieza; y como auxiliar de aficionados a la escritura y la lectura. Comprobado en varios países durante veinte años. No es teoría académica ni es un manual. Es una cosa que antes no había. Contiene cincuenta capítulos en riguroso desorden».
Para la comunidad de lectores y autores que colaboran con sus escritos en Diario de Paz Colombia, compartimos un fragmento de este delicioso método, una diferenciación que ayudará a afinar el propio sentido de la escritura. También invitamos a quienes no lo han hecho, a acercarse a la obra de un autor prominente en las letras colombianas.
Escribir y redactar
Por Jaime Jaramillo Escobar
No debe confundirse redactar con escribir. Aprender a redactar es fácil. La mayoría de las personas pueden hacerlo. Para eso existen las normas, a las que algunos llaman técnica. Escribir es más difícil y solo está al alcance de una minoría. Porque, mientras redactar solo requiere una gramática y el conocimiento de lo que se desea expresar, escribir es creación y por lo tanto requiere inventiva, imaginación, fantasía, originalidad, elocuencia y genialidad en algún grado.
Redacta el que tiene algo que dar a conocer en prosa expositiva. Requieren redactores el periodismo, la didáctica, la crónica, las ciencias, las comunicaciones en general. Escriben el narrador, el poeta, el autor teatral, el ensayista, el historiador. Se redacta una carta, un informe; se escribe una fábula, un relato.
Redactar es un trabajo de la inteligencia racional. Escribir es realizar una obra de arte. La obra de arte va más allá de la lógica. Por lo general hay en ella algo inexplicable. Por eso se habla de creación.
Un párrafo redactado comunica ideas, transmite noticias. Un párrafo escrito comunica emociones, excita la sensibilidad, convierte la energía en belleza.
Se redactan un tratado o un código. Se escribe un drama, una comedia. Para redactar hay que estar cuerdo; para escribir hay que estar loco. Si se es un escritor a medias, es porque se está medio loco. ¿Quién era el loco: Cervantes o Don Quijote?

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