¿Cómo enfrentan los colombianos radicados en otros países lo que pasa en el país? Esta reflexión hace parte de la serie Escrituratón por Colombia, una invitación a ponerle palabras a nuestras emociones e inquietudes frente al acontecer nacional. Así se expresa el joven Ricardo Vargas desde Alemania. Escribir nos une.
Lejos pero no ausentes
Por Ricardo Vargas – 31 años. Alemania
Cuesta concentrarse, la indiferencia se teme desde la existencia en la lejanía. El cuerpo aquí; la mente y el corazón allá. Sed de información, de conocer los hechos y resistir a distancia, sentir compasión y contarle al mundo lo que pasa en las calles, en los barrios, en los campos de Colombia.
Los días de primavera se fueron entre nerviosismo, zozobra y angustia.
Los encuentros con colombianos se volvieron alentadores, formas de vivir la realidad nacional en el tren, en casa, en el centro de la ciudad. Allí nos concentramos cientos de colombianos y seres humanos de otras nacionalidades para expresar nuestro sentir, una ceremonia de dolor y esperanza con música y colores.
Cada día se tocó más fondo. Sentí infinita repugnancia por el clasismo, la criminalidad y el poder, que se articulan para oprimir y silenciar, para marginalizar y destruir.
Empecé continuamente a pensar cuál era la suerte que me permitía a mí vivir y a otros como yo, iguales en derechos y cualidades, ser asesinados.
En una de estas manifestaciones, como acto simbólico, nos dejamos caer. Sentí el miedo y la desolación, el silencio y la vulnerabilidad de la vida ante el terror. Mis sueños se dejaron envolver y enfrenté la pesadilla de correr y esconderme para no morir en medio de situaciones nada diferentes a las que se vivían durante aquellos días. Dos veces.
Mientras tanto era Usme la que sufría, lo que me asedió más aún: de allí vengo, de allá soy. La fuerza vino de la familia, de los amigos, de la bondad y la solidaridad siempre vivas. Gratitud para quienes preguntaban qué pasaba en Colombia. A ellos les contaba con sentido –como quise contarle a tantos otros que no preguntaron, por respeto, por indiferencia o por lo normal que puede parecer–.
Acá estamos, viviendo un momento histórico de transformación. ¡Lejos pero no ausentes!
“Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye, existen millones de caricias que construyen la vida”.
Facundo cabral

Una iniciativa de Diario de Paz Fundación y de la Fundación Taller de Letras Jordi Sierra y Fabra.