«Las cantadoras somos eternas». Así se construye un país mejor según la cantadora Martina Camargo


Para Martina Camargo, reconocida cantadora del Caribe colombiano, la música y el arte son vehículos indispensables para construir paz en el país. Como parte del especial Música de gaitas para la paz, invitamos a conocer y escuchar lo que Martina tiene para decirle a Colombia. Su llamado es a volver a las rondas y juegos infantiles, a incentivar el arte y a recuperar la sensibilidad como paso necesario para crear lazos de solidaridad y empatía entre los colombianos.

Martina Camargo es una mujer que puede pasar desapercibida con facilidad, es delgada y pequeña; pero sólo hace falta que levante su voz de cantadora, fuerte y profunda, para impactar al más distraído y emocionar al más escéptico:

El nombre y la voz de esta mujer, nacida en el municipio de San Martín de Loba, a orillas del río Magdalena, en el sur del departamento de Bolívar, es conocido en la región del Caribe colombiano y en el interior del país. En los últimos años, su voz ha resonado dentro y fuera de Colombia gracias a sus tres discos como solista, a su participación en el trabajo musical Alé Kumá y a la colaboración con agrupaciones como Aterciopelados y Bomba Estéreo. Sus cantos de tambora han salido de las calles de su pueblo a invadir grandes escenarios como el Teatro Colón en Bogotá y el Cairo Opera House, y ha conquistado países como España, Holanda e Italia.

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Foto: Cortesía Martina Camargo. Mapa del departamento de Bolívar y San Martín de Loba. Imagen Shadowxfox

De su padre Cayetano Camargo, de sus tíos y de los viejos músicos de su pueblo, Martina recibió la fuerza de la tambora y la poesía de sus composiciones. Heredera de una tradición familiar de cantadores, bailadores y compositores, Martina Camargo decidió dedicar su vida a la práctica y la enseñanza del arte.

Sentada en medio de un patio amplio, con techo de palma y corrales con pavos y gallinas (que se pueden oír al fondo en la entrevista), una mañana de octubre de 2017, durante el Festival Nacional de Gaitas en el municipio de Ovejas, la maestra Martina habló con Diario de Paz Colombia sobre la música, sobre su trabajo y sobre la fe que tiene en la posibilidad de hacer cambios profundos en los seres humanos a partir de la sensibilización con la música y el arte.

Para quienes no la conocen, ella es Martina Camargo:

¿Qué significa ser una cantadora?

Según la maestra Martina, las cantadoras no son personajes de moda, efímeros, pasajeros. “Las cantadoras somos eternas”, dice. “Tenemos un compromiso con la sociedad, y es llevar un mensaje. No sólo cantar por cantar, sino siempre llevar un mensaje para construir país, para la transformación”.


En esta entrevisa con «Mujeres al Derecho», Martina cuenta que: «una cantadora es aquella mujer que tiene una raíz ancestral, que ha vivido en su entorno, compartiendo con sus abuelos. Es aquella mujer que ha lavado en una quebrada, que ha estado en un río, que ha cocinado con leña; pero tambén es aquella mujer que a través de su canto va transmitiendo conocimiento y construyendo paz».

WhatsApp Image 2017-11-06 at 7.31.26 AM.jpegEn la actualidad, Martina vive en la ciudad de Cartagena, aunque viaja con frecuencia a Bogotá y a otros municipios del país para realizar presentaciones, liderar talleres o ser jurado en diferentes festivales musicales y folclóricos.

Aunque Martina es cantadora principalmente de los aires de tambora, en el pasado Festival Nacional de Gaitas hizo parte del jurado en la categoría de gaita corta única.

Martina es conocedora de las diferentes manifestaciones musicales tradicionales de la región Caribe de Colombia; ha cantado por décadas al ritmo de tamboras en todas sus variaciones; además de los ritmos de gaitas como merengue, porro, gaita y cumbia; y ha acompañado en su canto a una de las mayores intérpretes del bullerengue en el país: Etelvina Maldonado.

Sus mensajes para construir un país mejor

En su conversación con Diario de Paz Colombia, la maestra Martina Camargo trajo más de un mensaje. Las siguientes son seis reflexiones y enseñanzas que los colombianos podemos aprender de una artista colombiana que no sólo sueña sino que trabaja cada día por construir un país mejor.

1. Los niños necesitan arrullos, canciones y juegos

Martina escuchó el ritmo de las tamboras desde que estaba en el vientre de su madre y, cuando nació, esta música fue su arrullo, la melodía con que sus padres la mecían y la acunaban para hacerla dormir. Durante su infancia, Martina estaba siempre jugando con los otros niños en su cuadra.

En su experiencia como artista y como maestra en talleres de música, Martina ha observado que el contacto entre padres e hijos es fundamental. Ella ha dirigido, por ejemplo, talleres de lúdica y música a personas en condición vulnerable, como niños en la primera infancia, madres cabezas de familia y madres trabajadoras sexuales. Ella cuenta que los participantes se conmueven tanto que algunos lloran al reconocer que en su vida les ha hecho falta algo tan simple como jugar e integrarse con los demás. Por eso, Martina lamenta que hoy en día muchos padres no se tomen el tiempo de interactuar con sus hijos a través del canto de nanas, incluso ni los acaricien antes de dormir. Para ella, es gracias a este contacto básico, al juego y al canto, que es posible volver a ser sensibles.

2. Más afecto, más lazos de amistad

Además de los lazos familiares, la maestra Martina también destaca la importancia del juego entre niños, entre amigos: “El juego permite que nazcan líderes en la comunidad, que el afecto sea más fuerte, que haya lazos de amistad, que nos conozcamos entre las personas”, afirma.


A la maestra Martina le preocupa que en su región y en Colombia las familias ya no se integren. “Hay mucha tecnología y todo mundo es indiferente… Se reúnen en una mesa y todos están digitando, sin prestarle atención a la conversación”. La maestra lamenta que en la actualidad los padres de familia prefieran entretener a sus hijos con la televisión o los teléfonos celulares. “Eso es perjudicial, por eso es que somos tan indiferentes”, dice.

3. Los adultos también pueden jugar como niños

En el año 2015, Martina hizo parte del equipo de asesores encargado de diseñar los lineamientos para las escuelas de música en Colombia, como elemento clave del Plan Nacional de Música para la Convivencia del Ministerio de Cultura. Ella participó como representante del componente tradicional del Caribe Colombiano, donde puso a prueba, una vez más, su método de trabajo a través del juego y el canto.

Guiados por sus rondas y canciones, adultos entre los 25 y los 60 años volvieron a jugar y reír como niños. Para ella, los adultos también pueden conectarse con el mundo de los sentidos, recobrar la sensibilidad, la alegría y la fluidez, elementos claves en la música y en la convivencia.

Foro Festival Nacional de Gaitas 2017
Martina Camargo en el Foro del Festival Nacional de Gaitas 2017, hablando sobre la participación de las mujeres en la música tradicional del Caribe. A su lado, Totó la Momposina, Norella Prada, Tania Cabrera y Giovanna Mogollón.

Este año, durante el Festival Nacional de Gaitas “Francisco Llirene”, Martina volvió a mostrar cómo gracias a una ronda infantil los adultos también liberan las tensiones y vuelven a fluir como niños.

Con su intervención finalizó un foro sobre la participación de las mujeres en la música tradicional del Caribe. En lugar de hacer una larga exposición sobre la música, las mujeres o la cultura, ella, viendo al público cansado, lo invito a jugar. Les pidió a todos que se levantaran de sus sillas, y sin preámbulo encabezó una de sus rondas preferidas: “El rabito de la culebra”. Este video, grabado por uno de los asistentes, muestra la alegría que despertó la música en el salón y en el corazón de los adultos participantes:

4. Solidaridad en vez de indiferencia

A finales de los años sesenta, la vida en el pueblo de San Martín de Loba era una fiesta. Todos sus habitantes se reunían en torno a la música y a las festividades religiosas. En noviembre, durante las fiestas patronales, los sanmartinenses organizaban un festival de tambores y corralejas. En diciembre, también al son de las tamboras, celebraban las festividades religiosas. En enero, los niños que durante esos meses caminaban “a pata peláa” detrás de las tamboras y de los viejos cantantes, imitaban lo que habían visto el año anterior.

Durante el resto del año, ese sentido de comunidad se demostraba en acciones solidarias. Martina cuenta que en esa época, si se tumbaba una casa, por ejemplo, no había que pagarle a nadie para levantarla. Como todos los habitantes eran amigos, se reunían y ayudaban entre sí en ambiente siempre festivo. “¿Pero todo eso por qué? –se pregunta Martina–. Porque hay unos cimientos muy bien formados, por la solidaridad”, dice.


5. Aprender de la sensibilidad de los artistas

Para Martina, si una persona no es sensible, es indiferente. Ella considera que gran parte de los problemas que existen en Colombia tienen su raíz en la falta de sensibilidad y de solidaridad de las personas.

Aún cuando el suyo es un canto de esperanza, ella afirma que la escandalizan los horrores cometidos cada día contra las mujeres, contra los niños, contra las personas en general. Esos horrores le generan un deseo de “tener magia y cambiar las cosas”; entre ellas, cambiar el pensamiento cerrado y estrecho que tiene mucha gente.

Su aporte al paso de la indiferencia a la solidaridad consiste en seguir promoviendo el juego, la música y el arte en general; herramientas que enseñan a no ser indiferentes, a tener conciencia, a tener sentido de pertenencia.

6. La esperanza de Colombia es la cultura

Como gran parte del departamento de Bolívar, el municipio de San Martín de Loba también fue afectado por el conflicto armado. Por la disputa territorial entre los paramilitares y los grupos guerrilleros, muchos campesinos de la zona se vieron obligados a desplazarse por el temor a ser señalados como integrantes de uno u otro bando. Sin embargo, dice Martina, sus habitantes han resistido a la violencia gracias a la música. En una entrevista con el periódico El Tiempo, afirmó: «Gracias a la tambora nuestro pueblo se reconcilia con la naturaleza. Estamos reconstruyendo nuestra pequeña sociedad y rescatando el patrimonio inmaterial».

En este sentido, su apuesta como alternativa a la violencia es la promoción de la educación artística en niños y jóvenes, como una acción social que conduzca a estas poblaciones hacia una dirección positiva. Su sueño es que en vez de empuñar un cuchillo, un fusil, los jóvenes empuñen instrumentos, sea la música algo temporal o sea un proyecto un vida.

Estoy convencida de que el arma perfecta para combatir todo este problema es el canto, la danza, la cultura, todo lo que sea arte”, dice la maestra Martina.

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Investigación y reportería: Lina Flórez
Fotos tomadas del blog: http://martinacantadora.blogspot.com.co/ 
Edición: Diario de Paz Colombia

Escrito por

Psicóloga y periodista que ha trabajado desde y con la gente en proyectos sociales. Curiosa por las maneras en que las personas encuentran para llevar la vida. Interesada en la investigación y en hacer eco de las cosas buenas que también pasan en Colombia.

5 comentarios sobre “«Las cantadoras somos eternas». Así se construye un país mejor según la cantadora Martina Camargo

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