En muchos pueblos a lo largo del Caribe colombiano, niños y jóvenes entre los seis y los veinte años participan en grupos musicales y en escuelas de formación que promueven la expresión tradicional de gaitas. Esta es la historia de un joven del Caribe que soñó con convertirse en gaitero profesional y que, después de lograrlo, decidió apoyar el sueño de un grupo de niños de crear su propio grupo de gaita corta. Jóvenes y gaitas en esta entrega del especial Música de gaitas para la paz.
Cómo nace un gaitero
Un día, cuando Juan David Arroyo estaba estudiando su bachillerato, vio por primera vez un grupo de gaiteros que participaban en un festival de música en el municipio de Buenavista, Córdoba. A este chico, con tan sólo quince años, lo inspiraron tanto las gaitas que decidió seguir su melodía, adonde fuera que lo llevara. Primero intentó conseguir una gaita, pero no tuvo suerte en Buenavista, entonces supo que en el municipio de Montelíbano, a cincuenta minutos de su casa, había un grupo de enseñanza de música de gaitas, y se apuntó.
El mismo Juan David recuerda que, por estar viajando todas las tardes hasta Montelíbano para tocar y escuchar las gaitas, casi pierde el onceavo grado. También recuerda los regaños y reprimendas de sus padres cuando decidió construir su primera gaita a partir de un tubo de PVC que cortó en su casa; nada menos que el tubo del agua.
Juan David continuó practicando de oídas, tratando de sacar las notas de canciones que escuchaba, para luego corregirlas en sus clases con el maestro Elber Álvarez en la Fundación San Isidro de Cerro Matoso, en Montelíbano. Su padre no creía que Juan David pudiera ganarse la vida como gaitero, pues esta pasión por la música implicaba, de hecho, un gasto económico y de tiempo. Sin embargo, ya no había manera de apartar a su hijo de ese camino; él había decidido que lo suyo era, sí o sí, la música de gaitas.
En el año 2006, cuando Juan David tenía 18 años, participó en una serie de seminarios en el municipio de Morroa, Sucre, dirigidos por docentes de la Universidad del Magdalena y de la Universidad del Atlántico, dentro del Plan Nacional de Música para la Convivencia del Ministerio de Cultura de Colombia.
“Ha sido una bendición para mi vida que haya existido el Plan Nacional porque sacó a flote muchos músicos que estaban escondidos, en el anonimato, o que no estaban ejerciendo la pedagogía porque no habían pasado por una academia”, comenta Juan David.

Más decidido que nunca a seguir con su carrera de músico, Juan David se concentró en estudiar. Ingresó a la Universidad del Atlántico, de donde se graduó en el año 2008 como profesional de músicas tradicionales del Caribe.
Hoy en día Juan David es un gaitero profesional y, contrario a la preocupación de su padre, ha conseguido vivir de la música. Vive en el municipio de Planeta Rica, en donde es docente de música en el Colegio Evangélico la Esperanza.
Después de hacer parte del grupo Bajeros del Sinú, de Lorica; fue invitado por el maestro Hernando Cova a participar como músico de gaita macho en la agrupación Golpe Seco, de Cartagena. Sólo para ir a ensayar, Juan David hace un viaje de unas doce horas, ida y regreso, una vez a la semana.
La diferencia entre los grupos de gaita corta y gaita larga
Antes de seguir con la historia de Juan David Arroyo, es importante hacer una aclaración. Un grupo de gaita larga está conformado regularmente por seis integrantes: un cantante, un “machero” (encargado de tocar la gaita macho y además acompañar con la maraca), un gaitero (quien interpreta la gaita hembra, aquella que propone los giros melódicos de la música), y en la percusión hay un tambor llamador, un tambor alegre y una tambora.
Las agrupaciones de gaita larga, al igual que las de gaita corta, son acompañadas por la percusión de los tres tambores: llamador, alegre, tambora, y las maracas, la única diferencia está en las gaitas; las gaitas largas son dos: hembra y macho; mientras que la gaita corta, como su nombre lo indica es más corta y es solo una. Con este tipo de gaita también se interpretan los ritmos de porros, gaitas, cumbias, merengues y puyas.
Cómo crear un grupo de jóvenes gaiteros
La pasión de Juan David no se detuvo al lograr hacer parte de reconocidos grupos de gaitas. Para multiplicar su conocimiento y brindarles oportunidades a los chicos de Planeta Rica, este joven fundó el grupo Golpe de Mapaná, en el que 14 niños y niñas entre los 12 y los 16 años aprenden, como él lo hizo alguna vez, a ver en la música una esperanza de vida.
Juan David cuenta que un día se le acercaron dos jovencitos y le pidieron que les enseñara gaita larga. Aunque en Planeta Rica hay un proceso de enseñanza de gaita corta, ellos querían hacer algo diferente. A Juan David le pareció que era una buena idea, pero ¿cómo crear un grupo de música de la nada?
No tener instrumentos, vestuario ni lugar para ensayar fueron las primeras dificultades que enfrentaron. Juan David viajó al municipio de Ovejas (famoso por realizar cada año el Festival Nacional de Gaitas Francisco Llirene), y consiguió que el maestro Henry Ortiz les fiara los tambores.
El mismo Juan David elaboró las gaitas y las maracas y se tomó muy en serio el deseo de los niños de armar un grupo musical.
“Avanzamos en ese proceso de aprendizaje, hasta que ya los vi que tocaban bien, que podían mantener un tiempo en la música, y les dije: ‘Vamos armar el grupo’. Conseguimos al llamador, conseguimos al muchachito de la tambora y por último conseguimos a la cantante”.
Al grupo le pusieron el nombre “Golpe de Mapaná”. Aún cuando tenía otras ocupaciones como profesor de música, Juan David decidió seguir adelante con este nuevo grupo. “Comenzamos un proceso de trabajo de ensayar día por medio porque siempre he tenido muy presente que al músico lo hace el ensayo, la disciplina y la cordura de seguir en el trabajo”, cuenta.
Entre tocar y ver videos de las agrupaciones Golpe Seco y Los bajeros del Sinú, los chicos de Golpe de Mapaná se animaron y ensayaron con decisión una vez por semana en la casa de uno de sus integrantes.
Como resultado de su esfuerzo, se han presentado en algunos escenarios durante semanas culturales de colegios del Municipio, en el festival del colegio Alfonso Builes Correa y en el Festival Nacional de Gaitas de Ovejas, donde participaron en la categoría juvenil de gaita larga. “Llegamos al Festival de Ovejas con miles de sacrificios, pues nos tocó hacer rifas para conseguir las camisetas, los uniformes, las pañoletas…”.

La música como herramienta para la paz
No es posible saber cuántos grupos profesionales, o juveniles como Golpe de Mapaná, existen en el Caribe colombiano. Los grupos profesionales que se conforman y mantienen en el tiempo son muy variables, o los mismos músicos migran mucho entre grupos. No existe una asociación que los agrupe o los apoye, y cada departamento tiene sus movimientos particulares. Hay grupos que se conforman para participar en los festivales, otros cuantos que están tratando de hacer un proceso comercial. Sin embargo, Juan David cree que es necesario seguir promoviendo la tradición de gaitas y la música de la región. Sus razones son múltiples:
Según Juan David, su trabajo como músico y como maestro, es un aporte a la paz, pues:
“A través de la música de gaitas hay muchos valores. Puedes tener por seguro que si le enseñas a un niño a tocar un instrumento, jamás va a empuñar un arma”, concluye Juan David.
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- Este artículo hace parte de la serie Música de Gaitas para la paz, un viaje al Caribe colombiano y a la tradición musical de las gaitas. Te invitamos a leer los demás artículos de la serie en el siguiente link:

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Investigación y reportería: Lina Flórez
Fotos: cortesía Juan David Arroyo
Edición: Diario de Paz Colombia
6 comentarios sobre “Cómo nace un gaitero. La historia de Juan David Arroyo y los jóvenes gaiteros de Planeta Rica”