Hay quienes piensan que dedicarse exclusivamente a hacer lo que a uno lo apasiona es un privilegio, un lujo, un imposible. Ser artistas, por ejemplo, es el sueño de muchos, pero ¿cuántos se arriesgan y lo entregan todo hasta alcanzar su sueño?
En Diario de Paz conversamos con Luis Bolívar y Melisa Zuluaga, dos jóvenes cuya perseverancia y disciplina los ha llevado a vivir intensamente su pasión por la música. ¿Qué nos pueden decir y enseñar ellos sobre el fracaso?
Tomar algo de la nada y convertirlo en realidad: Luis Bolívar
Luis Bolívar tiene 28 años y logró el sueño de dedicarse exclusivamente a la música. A pesar de que desde niño siempre quiso un piano, tuvo que esperar años hasta reunir algo de dinero y, con ayuda de su madre, comprar un teclado electrónico de segunda.
Gracias a esto aprendió lo básico, pero fue solo cuando tuvo su primer trabajo, después de terminar el bachillerato a los 18 años, cuando pudo comprar un mejor instrumento y entrar, por primera vez, a clases de música. Hoy en día Luis se ha puesto el reto de sacar un disco, autogestionado, como cantautor. Así habla Luis sobre su sueño, es decir, sobre su vida:
Lo que me hace sentir más orgulloso es haber tomado algo de la nada y convertirlo en realidad. Pasar de estar soñando por la ventana del colegio y salir ahí afuera y poder tocar. De repente ver que, gracias a los años invertidos, puedo vivir de la música: tocar, cantar y ser docente de piano.
Ahora ando en la fase de preproducción. Yo mismo grabaré todos los instrumentos y las voces, con un par de músicos invitados para un par de canciones. Tendré material en más o menos dos años, y será algo muy sencillo, todo grabado en un espacio que estoy construyendo con mucho amor.
Fracasar es darse por vencido: Melisa Zuluaga
En la carrera de Melisa Zuluaga como guitarrista clásica el fracaso no se ha presentado. Desde la primera vez que cogió su guitarra, a los siete años de edad, no ha dejado de intentarlo.
Una de sus mayores inspiraciones ha sido su tío Tadeo, quien murió a los 18 años, cuando ella tenía 17.
Empezamos tocando juntos cuando éramos pequeños. Él me regaló una guitarra, amaba la música. Cuando falleció me quedé con toda la inspiración y las ganas de hacer música como un homenaje para él.
Melisa decidió dedicarse a la guitarra clásica cuando estudiaba técnica vocal en Bellas Artes, Medellín. Estudió durante tres años en la universidad de Antioquia, pero su sueño era estudiar en la Universidad EAFIT, y para ello se empeñó en conseguir una beca.
Hoy en día, además de continuar su carrera como guitarrista, se encarga del área administrativa de la escuela de artes Caravanda, donde también es docente. Su pasión por tocar se mezcla con la de enseñar: «Las sonrisas de los niños, su inocencia, su creatividad, su curiosidad y su goce, hacen que uno se vuelva una persona más humana y sensible».
Múltiples miradas al fracaso
Hablar del fracaso a nivel general no tiene sentido. Cada caso revela una mirada diferente de lo que significa caer en medio del camino. Hay quienes lo consideran una oportunidad de aprender, mientras que para otras personas este no existe cuando la vida se dedica a una pasión.
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